Papa Francisco: “es terrible ganar con la muerte”

Papa Francisco: “es terrible ganar con la muerte”
Papa Francisco: “es terrible ganar con la muerte”

“No olvidemos orar por la paz”. Lo preguntó el Papa al final de la audiencia de hoy, durante el saludo a los fieles de habla italiana. “Rezamos por los pueblos que son víctimas de la guerra”, continuó Francisco: “la guerra es siempre una derrota, siempre. Pensemos en la Ucrania atormentada, que tanto sufre. Pensemos en los habitantes de Palestina e Israel que están en guerra. Pensemos en los rohingya, en Myanmar y pidamos la paz. Pedimos una paz verdadera para estos pueblos y para el mundo entero”. “Lamentablemente hoy las inversiones que más ingresos dan son las fábricas de armas”, denuncia final: “Terrible, ganar con la muerte. Pedimos paz, que la paz continúe”. El Papa también había hecho un llamamiento similar a los peregrinos polacos, saludados poco antes: “Orad por la Iglesia, por la patria, por la paz en Ucrania y en Oriente Medio. Que María, a quien Pío XI instituyó hace cien años Reina de toda Polonia, os sostenga y guíe”.

“Hoy 1 de mayo, con toda la Iglesia conmemoramos a San José Obrero e iniciamos el mes mariano”. Lo afirmó el Papa al final de la audiencia de hoy, durante su saludo a los fieles de habla italiana. “A cada uno de vosotros – prosiguió – quisiera proponer a la Sagrada Familia de Nazaret como modelo de comunidad doméstica: comunidad de vida, de trabajo y de amor”. “Hoy recordamos de manera particular a San José, que aceptó prontamente los designios de Dios en su vida”, saludó a los peregrinos de habla alemana: “Que su ejemplo nos ayude a ser firmes en la fe, que nos da la certeza de que el El Señor siempre nos acompaña.” “San José Obrero –deseo a los fieles de lengua portuguesa– os inspira a marcar cada día con un compromiso especial: la oración”.

“La fe es la virtud que hace al cristiano”. Así lo explicó el Papa en la catequesis de la audiencia de hoy, pronunciada en el Aula Pablo VI y dedicada a la virtud de la fe. “Porque ser cristiano –precisó- no es ante todo aceptar una cultura, con los valores que la acompañan, sino acoger y salvaguardar un vínculo: Dios y yo; mi persona y el rostro amable de Jesús. Este vínculo es lo que nos hace cristianos”. En este sentido, el Papa citó el episodio evangélico en el que los discípulos de Jesús cruzan el lago y son sorprendidos por la tormenta: “Creen que pueden salir adelante con la fuerza de sus brazos, con los recursos de la experiencia, pero la barca Comienza a llenarse de agua y entra en pánico. No se dan cuenta de que tienen la solución ante sus ojos: Jesús está allí con ellos en la barca, en medio de la tormenta, y está durmiendo. Cuando finalmente lo despiertan, asustados y también enojados porque los deja morir, Jesús los reprende: ‘¿Por qué tenéis miedo? ¿Todavía no tienes fe?’”

“El gran enemigo de la fe no es la inteligencia, no es la razón, como por desgracia alguien sigue repitiendo obsesivamente, sino el miedo”. Lo aclaró el Papa en la catequesis de la audiencia de hoy, pronunciada en el Aula Pablo VI y dedicada a la virtud de la fe. “Por eso la fe es el primer don que hay que acoger en la vida cristiana”, explicó Francisco: “un don que hay que acoger y pedir cada día, para que se renueve en nosotros. Aparentemente es un pequeño regalo, pero es el imprescindible.” “Cuando nos llevaron a la pila bautismal – recordó el Papa – nuestros padres, después de anunciar el nombre que habían elegido para nosotros, el sacerdote preguntó: ‘¿Qué le pedís a la Iglesia de Dios?’. Y los padres respondieron: ‘¡Fe, bautismo!’”. “Para un padre cristiano, consciente de la gracia que le ha sido concedida, es el don que debe pedir también para su hijo: la fe”, comentó el Papa: “Con ella un padre sabe que, a pesar de las pruebas de la vida, su hijo no se ahogará en el miedo. El enemigo es el miedo. También sabe que cuando deje de tener un padre en esta tierra, seguirá teniendo un Dios Padre en el cielo, que nunca lo abandonará. Nuestro amor es tan frágil que sólo el amor de Dios vence a la muerte”. “Por supuesto, la fe no es de todos, e incluso nosotros, que somos creyentes, a menudo nos damos cuenta de que tenemos sólo una pequeña cantidad de ella”, señaló Francisco: “Jesús puede muchas veces reprocharnos, como hizo con sus discípulos, ser hombres de poca fe. Pero es el regalo más feliz, la única virtud que podemos envidiar. Porque quien tiene fe está habitado por una fuerza que no es sólo humana; de hecho, la fe suscita en nosotros la gracia y abre la mente al misterio de Dios, como dijo una vez Jesús: ‘Si tuvieras fe como un grano de mostaza, podrías decir a esta morera: ‘Desarráigate y ve y planta’. tú mismo en el mar, y él te obedecería. Por eso también nosotros, como los discípulos, le repetimos: ¡Señor, aumenta nuestra fe! Es una hermosa oración, digámosla juntos”.

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