Netanyahu y Sinwar, los dos enemigos jurados obligados a argumentar contra la tregua en la Franja

Uno escondido en los túneles de la Franja de Gaza, quizás en esa Rafah que aguarda su destino. El otro en Israel, bajo presión interna y externa. Yayha Sinwar y…

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Uno escondido en los túneles de Franja de Gazatal vez en ese Rafá que espera su destino. El otro en Israel, bajo presión interna y externa. Yayha Sinwar y Benjamín Netanyahu Llegan al enfrentamiento con la conciencia de quien sabe que se encuentra en un punto de inflexión. Pero vienen a nosotros con ideas poco claras y con diferentes opciones. Cada uno con excelentes motivaciones, pero también con efectos negativos que pueden resultar desastrosos para ellos mismos. Espadas de doble filo que acompañan al liderazgo de ambos desde el inicio de la guerra.

PLAN

Para Sinwar, el jefe de Hamás En la Franja, los rehenes han sido durante mucho tiempo la única garantía de que Israel no entrará por la fuerza en su bastión. Seguros de vida blindándose con secuestrados y población civil, mientras los milicianos resistían en túneles y edificios civiles. El líder palestino ha prolongado el conflicto lo máximo posible para obligar al Estado judío a llegar a un acuerdo ventajoso para Hamás. Cuando comenzó el Ramadán, los analistas israelíes pensaron que su objetivo era esperar a que estallara un conflicto regional. Este escenario corría el riesgo de materializarse con la escalada entre Tel Aviv y Teherán. Además, sinwar todavía cree que tiene el control de la situación. Como escribió el Jerusalem Post, los últimos cohetes hacia el Estado judío, también desde territorio libanés, sirven para demostrar que los milicianos todavía pueden actuar con tranquilidad. Y según el Post, los dirigentes de Hamás “quieren crear las condiciones para una insurrección de bajo nivel y de baja intensidad en Gaza”, dado que desde que las tropas israelíes redujeron la intensidad del conflicto, los milicianos han regresado a todas partes y en silencio. . Una jugada venenosa que a su líder le sirve para seguir teniendo un arma estratégica. Especialmente ahora que Hamas y Fatah se han reunido en Beijing y están conversando nuevamente. Netanyahu ha aumentado la presión sobre Rafah, que sigue siendo su forma de obtener apoyo interno.

LOS RIESGOS

Los tanques y los aviones están esperando la luz verde. Pero a diferencia del enemigo, Bibi tiene que lidiar con presiones internas y externas mucho más complejas. Joe Biden ha dejado claro que quiere una tregua, incluso frenando las acusaciones del Tribunal Penal contra Israel. Y Netanyahu debe tomar nota de esta información, del mismo modo que debe observar los movimientos de Benny Gantz, que desde dentro del Gobierno presiona por un acuerdo a la espera de arrebatarle el cetro en caso de elecciones anticipadas. Las plazas están alborotadas, uniendo a las familias de los rehenes con la oposición. Pero al mismo tiempo, la derecha radical ha enviado advertencias claras. Ayer, el Ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, afirmó que Bibi “le prometió que Israel irá a Rafah, que la guerra no terminará y que no habrá un acuerdo imprudente”. Mientras que su colega de Finanzas, Bezalel Smotrich, afirmó que cualquiera que “contribuya” a un acuerdo como el de la última ronda “no merece ser considerado su líder”. Para Netanyahu es una elección difícil, complicada también por el riesgo de que estallen otros frentes como el Líbano. Pero cuanto más se acerca el ajuste de cuentas con Sinwar, más limitada es la posibilidad de lograr que todas las partes lleguen a un acuerdo. Bibi sabe que tendrá que disgustar a alguien. Pero la elección es entre la mayoría o la alianza con Estados Unidos. Un acuerdo para recuperar a los rehenes o una batalla furiosa que corre el riesgo de convertirse en un desastre humanitario y en la tumba de los últimos secuestrados.

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