Pompeya, la ciudad encantada: encuentro con Gabriel Zuchtriegel en el instituto Flacco de Portici

El director de las excavaciones arqueológicas de Pompeya presenta su libro y conversa con los estudiantes. Lecturas de Agostino Chiummariello

En la mañana del 30 de abril de 2024, el Instituto de Educación Secundaria Superior “Quinto Horacio Flaco” de Portici recibió al Director General del Parque Arqueológico de Pompeya, así como a un arqueólogo de renombre internacional, Gabriel Zuchtriegel. Organizado en el marco del evento “Palabras Adentro”, el encuentro contó con la entusiasta participación de los estudiantes que demostraron interés e implicación en los temas tratados. El ex director del Museo Arqueológico de Paestum fue debidamente presentado por el director, profesor Iolanda Giovidelliy por el prof. Mauricio Bugnoquien actuó como moderador.

“Explicar una obra de arte, una ciudad antigua o una cultura entera es como plantar una semilla. Puedes perfeccionar las técnicas, puedes regarlo, fertilizarlo, rodearlo de atenciones. Pero para tener éxito también se necesita algo más: suelo fértil, es decir, la capacidad de quien escucha para hacer crecer esa semilla. Sin él, cualquier esfuerzo resulta inútil. […] Tenemos que empezar por nosotros mismos. Por eso, en este libro, decidí abrir el capó: Usando el ejemplo de Pompeya, os cuento qué es lo que lleva a una arqueóloga como yo a dedicarse de todo corazón a este lugar.“. Estas son las palabras extraídas del incipit del libro “Pompeya, la ciudad encantada” elegida para iniciar la conferencia; el actor los interpreta Agostino Chiummariello.

Entre los recuerdos de un pasado por descubrir y preservar, evocados por Zuchtriegel con competencia y pasión, también se dedicó un amplio espacio a la música y a las artes visuales: la soprano Raffaella Ambrosino y su hijo Andrea con “El sonido del silencio”, Andrea Pastina. en el piano ei Cuadros vivantes (“pinturas vivientes”) de los estudiantes contribuyeron a hacer “encantado” el ambiente del día.

Al margen de la reunión, el director de las excavaciones arqueológicas de Pompeya concedió una entrevista a los micrófonos de Istici24.

En el libro explica cómo pasó de la dirección del parque arqueológico y del Museo Arqueológico Nacional de Paestum a la de las excavaciones arqueológicas de Pompeya. ¿Qué tiene Pompeya más que Paestum y otros yacimientos arqueológicos?

“No es una cuestión cuantitativa, sino cualitativa. Pompeya es ciertamente un gran desafío para la protección, para la conservación, porque es un patrimonio extremadamente vasto y frágil. A menudo nos sentimos un poco solos, no existe un modelo para Pompeya. En Paestum podemos mirar cómo se hace en Atenas, Agrigento, Selinunte, en fin, hay otros sitios con características similares. Pompeya es verdaderamente única, por lo que nos vemos obligados a encontrar soluciones que nadie más es capaz de encontrar. Además, Pompeya es un lugar que proporciona una especie de fotografía, una documentación muy inusual para aquella época de una ciudad romana y de la vida cotidiana en todos sus aspectos”.

En el segundo capítulo aborda el doble hilo conductor entre religión y arte, explicando cómo el arte siempre ha tenido una función puramente religiosa en la antigüedad. En la sociedad actual ya no existe ninguna forma de ritual, el arte es una mercancía como cualquier otra: ¿qué sentido tienen hoy Pompeya y el arte en una sociedad mercantilizada en la que todo es utilizable y accesible?

“Creo que ya en la antigüedad había una tendencia a la mercantilización del arte, por otro lado, incluso hoy el arte tiene algo de sagrado, no es completamente una mercancía. El arte no tiene sentido sin una dimensión mayor, creo que muchos artistas viven su experiencia de esta manera. Entonces Pompeya, en este sentido, es una invitación a recuperar algo que quizás hemos olvidado un poco y creíamos poder superar pero que siempre está ahí: lo sagrado del arte”.

Sin duda el mundo antiguo habla al presente: ¿hay algún valor que quisiera recuperar de la sociedad romana?

“Un valor muy importante en la antigua Roma, que quizás no parezca muy actual, es un cierto sentido del pudor, de la vergüenza. Hoy las redes sociales son un mundo sin vergüenza, sin frenos, sin sentido de privacidad. Necesitamos reflexionar sobre la dirección en la que nos está llevando esta comunicación exponencial, incluidos detalles de nuestras vidas, en las redes sociales”.

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