Las autoridades de la Unión Europea estaban “indignadas” contra Moscú por la transferencia de las industrias Ariston y Bosch a la dirección nacionalizada de Gazprom.
“La Unión Europea pide a Rusia que reconsidere estas medidas y busque soluciones aceptables con las empresas europeas afectadas”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de la UE en un comunicado.
La Unión Europea considera que las decisiones tomadas por las autoridades estatales rusas no se ajustan al derecho internacional, lo que convierte a Moscú en un socio poco fiable”, informa un comunicado de Bruselas.
La planta del Grupo Ariston en Vsevolozhsk, a 20 km de San Petersburgo, fue inaugurada en 2005. Se trata de un terreno de 64.000 m2, de los cuales 30.000 están cubiertos, y cuenta con 200 empleados directos e indirectos, más otros 100 de la red comercial.
La planta produce calentadores de agua eléctricos para el mercado local.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha firmado un decreto para la transferencia de las filiales rusas de la italiana Ariston y de la alemana Bosch a la rusa Gazprom Domestic Systems, la empresa del grupo estatal Gazprom que produce electrodomésticos. El decreto, publicado en el portal oficial de información legal, se refiere a Ariston Thermo Rus LLC, controlada por Ariston Holding, y BSH Household Appliances LLC, controlada por BSH Hausgerate GmbH.
Mientras que el año pasado Putin firmó otro decreto para transferir la gestión de las filiales rusas de Danone y Carlsberg a la agencia federal de gestión inmobiliaria, Rosimushchestvo. La medida se adoptó después de que las empresas francesa y danesa anunciaran su intención de salir del mercado ruso. El 98,56% de las acciones de la cervecería rusa Baltika, perteneciente a Carlsberg, y decenas de miles de acciones pertenecientes a Danone quedaron bajo el control de la Agencia.
En el caso de Ariston y Bosch, sin embargo, la dirección se transfiere, también “temporalmente”, a otro grupo industrial, aunque controlado por el gobierno. El viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, también habló sobre el tema esta noche: “Después de la inesperada decisión del gobierno ruso sobre la gestión de Ariston Thermo Group – escribió en X – activé inmediatamente nuestra embajada en Rusia y hablé con los líderes de Empresa italiana. El Gobierno italiano está al lado de las empresas y está dispuesto a protegerlas en todos los mercados internacionales”.
Las acciones de Rusia son una respuesta reflejada a las medidas adoptadas por los países de la UE tras el inicio de la SWO en Ucrania. En Alemania, por ejemplo, Gazpom Germania, propiedad de Gazprom, fue entregada a la Agencia Federal de Redes. Lo mismo ocurrió con la refinería controlada por Rosneft.
Mientras tanto, el secretario general de la Farnesina Riccardo Guariglia “expresó la fuerte decepción del Gobierno italiano” al embajador ruso Alexey Paramonov citado hoy en el Ministerio de Asuntos Exteriores en relación con el paso a la administración temporal de Ariston Thermo Rus, empresa perteneciente al Grupo Ariston, a una empresa del grupo Gazprom, decreto que también afectó a una empresa alemana.
“En línea con sus socios europeos, y en particular con Alemania – afirma la Farnesina – Italia pide a la Federación Rusa que retire las medidas adoptadas contra las actividades económicas legítimas de las empresas extranjeras en el país”.
Lo sucedido, si es necesario reafirmarlo, demuestra una vez más la inutilidad de esta prolongada crisis internacional, que no aporta ningún beneficio económico a ninguno de los Estados miembros europeos, sin considerar la masacre humanitaria que sigue fomentando.
Por eso, como pacifistas convencidos, reafirmamos la necesidad de cultivar verdaderos esfuerzos diplomáticos, como también sugieren la Santa Sede y Beijing, para evitar el riesgo de una expansión del conflicto y mitigar las repercusiones económicas negativas que afectan especialmente a las clases sociales más débiles y trabajadores, como lo demuestra el caso Ariston y Bosch. Basta ya de la tontería de la política armamentista y de la miopía al no tener en cuenta los intereses económicos europeos. Por lo tanto, es necesario un punto de inflexión: Europa no puede seguir siempre la voluntad de Washington, que en la crisis ucraniana afecta a la soberanía en la toma de decisiones de los países miembros. Que esta “bofetada” sirva de reflexión: ¡la Europa política debería despertar!
Christian Meier
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