DEL MAR: EN LOS BALCANES RESPIRÉ MUERTE

“Tengo un tumor que no deja salida. Me queda poco por vivir, cuánto tiempo no lo sé. Pero no me rindo. Confío en la investigación”, “Cumpliré 69 años el 28 de julio, pero no sé si llegaré.
Tal vez sí. Estoy tranquilo, no tengo miedo. La idea de sufrir me asusta, pero he asistido a una decena de funerales de compañeros más jóvenes que yo. Y estoy milagrosamente vivo. Durante un tiroteo entre bandas en Albania, una bala me atravesó la nuca. No morí porque me agaché para meter una batería en mi bolso. Me considero un hombre afortunado”. Así lo afirma Franco Di Mare, 68 años, ex corresponsal de guerra y presentador de televisión, en una entrevista al Corriere della Sera. “Pasé mucho tiempo en los Balcanes, entre balas de uranio empobrecido, hiperrápidas, hiperdestructivas, capaces de derribar un edificio. Cada explosión liberó infinitas partículas de amianto al aire. Uno fue suficiente. Seis mil veces más claro que un cabello. Quizás la conocí en Sarajevo, en julio de 1992, mi primera misión. O el último, en el año 2000, quién sabe. No podía saberlo, pero había respirado muerte. El período de incubación puede durar hasta 30 años. Aquí estamos”, “Desconocía por completo el peligro, bajo ese cielo gris siempre polvoriento de los Balcanes. Respirando el aire de la noche, mientras dormía en catres atrapados entre las orugas de los tanques o en fábricas destruidas. Pero era mi trabajo”. Nos escribió un libro que sale mañana: “Las palabras para decirlo”… “Para contar las guerras fuera de mí y la que está dentro de mí. Un pequeño diccionario existencial. Sin piedad. Es mi voluntad.” el mesotelioma, explica, estaba contenido en la pleura “y de ahí, carajo, salió el tumor. La decorticación me dio dos años de vida. Pero luego, hace seis meses, hubo una recurrencia. Ella se presentó de la misma manera. Una punzada muy aguda. Esta vez a la izquierda. Respiro con un tercio de mi capacidad pulmonar. Hasta hace veinte días salía a hacer la compra. Dos pasos. Como mucho llevaba conmigo el respirador portátil, que pesa 15 kilos. Pero dura una hora y hay que esperar que no se bloquee.
Sucedió una noche, lo pasé mal. Ahora ya no tengo autonomía. Yo era un hombre muy activo. Mira, estoy en pantuflas porque tengo los pies tan hinchados que no me quedan los zapatos, yo que, como buena napolitana, siempre fui elegante. Y nuevamente: “La enfermedad es curable pero no tiene solución. Puedes ampliar el plazo del día, no posponerlo infinitamente. El tiempo que tenemos es precioso, sólo te das cuenta cuando te vas. Y decide no perder ni un momento más” y “los que están enfermos se enamoran del mundo”. (29 de abril – rojo)

(© 9Colonne – citar la fuente)

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