Es hermoso ver cómo Jesús encuentra siempre la manera más sencilla y práctica de hacerse entender por sus discípulos. Aquí lo hace con la imagen de la vid y los sarmientos. La poda es una práctica importante y fundamental para la salud de la planta para que pueda seguir garantizando la producción de buenos frutos, con el nivel de azúcar adecuado. Y el pueblo lo sabía bien.
Pero ¿qué quiere transmitirnos Jesús? Es la Relación. Permanecer junto a alguien implica que primero existe una relación profunda y cuidada. “Ser” y “jugar hasta el fondo” nos permiten entablar una relación entre nosotros. La relación con Jesús cae exactamente en estos patrones. ¿Qué tan bien y plenos nos sentimos en una relación como esta? Y Jesús nos explica por qué. En esta relación hay un pasaje de sangre vital que de Él, que es vida, pasa a nosotros para dar fruto. Como la vid.
No es el tallo de la vid el que da fruto, sino sus pámpanos. Así como el tallo es fundamental para sus brotes, para la savia, los brotes también lo son para el tallo, para sus frutos.
En esta relación hay, por tanto, dos personas y no es unidireccional, como una calle de sentido único.
En esta relación hay todo lo que cada uno de nosotros necesita y Jesús lo sabe. Los frutos que se nos piden se desarrollan con el tiempo, con el debido cuidado de la relación con Él, confiando y encomendándonos a nosotros mismos.
Pidamos pues al Señor esa Savia que nos nutre para dar buenos frutos, con el nivel adecuado de azúcar.
Vanessa D’Urbano
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Fuente: Levántate y camina – el evangelio diario con comentario
