es 4-1 para los lobos

Las arenas movedizas están ahí, a sólo unos pasos del Cosenza y muy pocos para el Barí. Un partido, el de San Vito-Marulla, con motivaciones decididamente palpitantes.

El equipo local tuvo un gran comienzo y saltó al terreno de juego con tanta energía que sorprendió al Bari, que en el minuto 5 fue golpeado por Mazzochicapaz de meter en la red un disparo de D’Orazio, y doce minutos como siempre monoahora con el estatus en toda regla de San Genaro. Un trabajo, el del atacante, con actitud adecuada y movimientos constantemente funcionales a las necesidades de la maniobra, en virtud de la capacidad de la clase del 96 para vaciar espacios y, al mismo tiempo, luchar en el tráfico. Un atacante que, todo hay que decirlo, se está disputando un campeonato como elemento de categoría superior.

Muy bien Calò, que en la primera parte del tiempo reparte bombones para ser desenvueltos, además de la versión de Antonucci como centrocampista y la participación activa de Marras. El Bari, por tanto, se vio devorado por esta actitud de los Wolves, pero el equipo de Giampaolo, que en el minuto 21 arriesgó el 3-0 con una acción prácticamente idéntica a la del segundo gol, pero esta vez Pissardo rechazó el disparo de Tutino. – Con el paso de los minutos encontró las certezas para entrar en juego, con la dirección orquestal de Benali y las iniciativas de Kallon y Sibilli. El crecimiento de los Galletti está certificado por la gran parada de Micai sobre Pucino en el minuto 40 y por el gol casi en propia puerta de Camporese después de tres vueltas, dinámica que anticipa el gol 2-1 de Nastiexjugador, con el que los invitados se van al descanso fuertes y con nuevas esperanzas.

El Bari empezó la segunda parte como acabó la primera, gestionando la inercia del partido y pegando al palo con Nasti. Los duelos y el nerviosismo aumentan, ambos equipos demuestran una gran conciencia de la importancia del partido.

En el minuto 58, nueva oportunidad para los de Apulia, que se desarrollan muy bien en transición y se enfrentan a Micai, que consigue repeler una carambola nacida de un desliz compartido entre Nasti y la retaguardia calabresa. Sibilli lo intenta inmediatamente después, con un remate insidioso de zurda. Cosenza está llamado a realizar una defensa colectiva compacta: hay que esperar hasta el minuto 68 para avanzar, pero Ricci sabe muy bien acercarse a Cimino antes de la conclusión segura de este último, con un pase incomprensible de Camporese, que desde una excelente posición (en el habitual y magistral tiro libre de Calò, y la referencia no es casual, como se revelará en breve) devuelve el balón al centro del área en lugar de dirigir el cabezazo hacia la portería.

Los muchachos de Viali, con el paso de los minutos, consiguieron reforzar sus barreras y, poco a poco, conjurar los intentos de invasión de sus rivales, antes de dar nuevos chispazos al partido con la magia de un tiro libre de caló al minuto 79: una pincelada en forma de arcoíris del centrocampista, que hace alegrar en un gesto técnico a los suyos y a todos aquellos que redescubren constantemente su amor por el Juego. Tanta decepción y tanta frustración en la casa de Bari, con Bellomo que en el minuto 83 (ocho minutos después de haber sustituido a Kallon) fue expulsado por poner sus manos alrededor del cuello de Calò después de que éste se acercara al diez rojiblanco para pedirle explicaciones sobre el contacto entre el mediapunta y Micai ocurrido apenas unos momentos antes. Nefasta adquisición para la promoción del 91, que parecía incomprensiblemente nerviosa.

En el minuto 88, finalmente cae el telón del partido: contraataque de Cosenza en campo abierto, balón de D’Orazio para Forte, que marca el 4-1 y probablemente marca el regreso a los niveles propios de un futbolista de su historia. El Tiburón, momentos antes del pitido final, estuvo cerca de anotar un doblete personal y lograr el empate a cuatro bandas para su equipo, pero las cosas definitivamente iban bien para Cosenza: el equipo se alegró, viendo la salvación a un paso de distancia. Rojo intenso en Bari, ahora antepenúltimo.

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