la memoria anciana del mundo. Aprendí la fe de mi abuela.

Un fuego de amor. Seis mil caricias y sonrisas de abuelos y nietos acogieron esta mañana al Papa Francisco en el Aula Pablo VI. Un evento promovido por la Fundación Età Grande, que reunió a las dos generaciones para fomentar el diálogo y valorizar a las personas mayores y su papel en el mundo actual. El Papa Francisco llegó un poco tarde, a las 10:40, pero entró caminando al salón. Su entrada estuvo acompañada por la música del coro de la diócesis de Roma, dirigido por monseñor Marco Frisina.
«Es un placer darles la bienvenida aquí, abuelos y nietos, jóvenes y mayores. Hoy vemos, como dice el salmo, qué hermoso es estar juntos”, comenzó el Papa, quien subrayó la importancia de vivir juntos con amor, para que las dos generaciones puedan intercambiar sus dones.
«El amor nos hace mejores – repitió Francisco varias veces -. Demuéstrenlo también, que se mejoran amándose unos a otros. Y os lo digo como “abuelo”, con el deseo de compartir la fe siempre joven que une a todas las generaciones”. Porque, subrayó Bergoglio, “sólo estando juntos con amor, sin excluir a nadie, nos volvemos mejores, más humanos”.
Al estar juntos con amor, continuó el Papa, “también nos hacemos más ricos”. El Pontífice advirtió contra la “pobreza de la fragmentación y del egoísmo”, un gran riesgo para nuestro tiempo. «Vuestro estar juntos también nos enseña esto: ¡no dejar que las diferencias creen rupturas entre nosotros! No pulverizar el diamante del amor, el tesoro más hermoso que Dios nos ha dado.”
El Papa, en este sentido, nos instó a construir un mundo libre de la cultura del descarte, en el que los mayores no queden solos. «Construyamos juntos este mundo, no sólo desarrollando programas asistenciales, sino cultivando diferentes proyectos de existencia, en los que los años que pasan no sean considerados una pérdida que disminuye a alguien, sino un bien que crece y enriquece a todos: y como tal sean apreciados y no teman.”
Luego, se centró en la sabiduría que sólo los abuelos pueden dar. «Los mayores ven lejos, porque han vivido muchos años y tienen muchas cosas que enseñar: por ejemplo lo mala que es la guerra. Hace mucho tiempo lo aprendí de mi abuelo, que había vivido la Primera Guerra Mundial y que con sus historias me hizo comprender que la guerra es algo horrible que nunca se debe hacer”. Y al respecto recordó la letra de una canción que le transmitió su abuelo: «El general Cadorna escribió a la reina: “Si quieres ver Trieste te la envío en una postal”».
Finalmente, dirigiéndose a sus nietos, concluyó: «Busquen a sus abuelos y no los marginen, por su bien, cuando ustedes, abuelos y nietos, mayores y jóvenes, estén juntos, cuando se vean y hablen a menudo, cuando cuidaos unos de otros, vuestro amor es un soplo de aire limpio que refresca el mundo y la sociedad y nos hace a todos más fuertes, más allá de los lazos familiares.” Después del discurso, Francisco recitó un Ave María y bendijo a los presentes.

Al Bano canta al entrar en la sala Pablo VI – Ansa

Antes de la llegada del Santo Padre, la mañana se abrió con el discurso de monseñor Vincenzo Paglia. “Queremos quemar el mundo con el fuego del amor para superar la soledad”, afirmó el obispo, presidente de la Academia Pontificia para la Vida y de la Fundación Età grande que promovió el encuentro de hoy. Con él en el escenario, presentado por Eleonora Daniele, estaban el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, Lino Banfi y Al Bano. La cantante de Apulia interpretó “Nel perdone”, el Ave María de Gounod y “Felicità”. Durante el encuentro también se contaron algunos testimonios. El de Sofía Soli, una mujer de 91 años, que tras la muerte de su marido se mudó a una casa compartida gestionada por la comunidad de Sant’Egidio y redescubrió la alegría de vivir. El testimonio de Fabio, un abuelo de 80 años, que habló de su amor por sus nietos. “Me hago mayor, pero junto a ellos veo el futuro”, exclamó. “Espero que algún día yo también pueda convertirme en abuela así”, dijo emocionada Chiara, su nieta. Historias de ese amor del que hablaba Francesco.

Lino Banfi (aquí con monseñor Paglia) dedicó una canción infantil al Papa – Ansa

Fue bonita la escena con Lino Banfi, a quien el Papa llamó inicialmente “el abuelo de Italia”. El actor primero hizo gritar a todos a coro “Francesco, abuelo do mundo” y luego recitó una de sus canciones infantiles compuestas para la ocasión.
“El Santo Padre, creo que hace esto todas las mañanas,
nos ayuda a orar por la Ucrania atormentada.
Y también para Israel y Palestina.
Y todos nosotros, hoy, junto con el Papa Francisco, que es el abuelo del mundo,
dándonos la mano, abuelos, nietos, haremos algo así como un tiovivo.
Por supuesto, no es con este gesto que terminará cualquier guerra,
pero ciertamente hará algún bien.”
El Papa lo apreció mucho.

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