El coste del “giro verde” recaerá en los ciudadanos

El coste del “giro verde” recaerá en los ciudadanos
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Estimado director, para 2050 deberíamos tener cero emisiones en los hogares: ya sea con energía fotovoltaica o con energía fotovoltaica y/o aislamiento exterior. “¿Dónde encontrar los 60 mil euros por familia?” Él dice…

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Querido director,
Para 2050 deberíamos tener cero emisiones en los hogares: ya sea con energía fotovoltaica o con energía fotovoltaica y/o aislamiento externo. “¿Dónde encontrar los 60 mil euros por familia?” dice el ministro Giorgetti. Todo un problema. Si no se hace nada, las familias tendrán que pagar facturas que seguramente serán cada vez más elevadas, o el Estado tendrá que comprometer dinero para controlar los precios, como ya se ha hecho (12 mil millones gastados en 2022). Teniendo en cuenta que una familia gasta actualmente una media de 2.000 euros al año en electricidad y gas, dentro de 25 años ellos (o el Estado regulador) pagarán el importe de la intervención estimada por Giorgetti, con el agravante de la contaminación perenne. ¿O no?

Ing. Graziano Burattin
Due Carrare (PD)

Querido lector,

No puedo refutar ni respaldar las cifras que usted indica. Pero el fondo no cambia: aunque fueran “sólo” 30.000 euros por familia y no 60.000 como calcula el ministro Giancarlo Giorgetti, el coste de este punto de inflexión ecológico y del objetivo de cero emisiones en nuestros hogares recaerá en gran medida en hombros de los ciudadanos. Ya sea directamente, es decir, obligándolos a soportar personalmente los gastos necesarios, o indirectamente, a través de formas tributarias, para permitir que el Estado encuentre los recursos necesarios. Pero ésta es sólo una de las muchas cuestiones que hay que resolver y de las contradicciones a las que nos enfrenta el “giro verde”, o más bien un enfoque muy ideológico del mismo. Pensemos también en los coches eléctricos: una encuesta muy reciente confirmó la falta de interés de los consumidores italianos por comprarlos y utilizarlos. ¿La razón? El principal es su coste demasiado elevado. Por tanto, estamos en el mismo punto: se ha decidido que, para salvaguardar el planeta y, por tanto, a nosotros mismos, es necesario cambiar. Hábitos, sistemas de producción, mentalidad. Existen varias dudas, incluso entre los expertos, sobre si los caminos elegidos para alcanzar estos objetivos son siempre los más eficaces. Pero, salvo unas pocas minorías, el principio subyacente no está en duda: muchos de nuestros estilos de vida actuales no son muy sostenibles ni compatibles con el futuro de la Tierra. Bien. Pero para pasar de las teorías y los “objetivos” a la práctica, para profundizar en la realidad a partir de debates y conferencias, este “punto de inflexión verde” debe ser comprendido y, sobre todo, compartido por los ciudadanos. Y ciertamente la mejor manera es no imponérselo mediante directivas y además obligarlos a pagar de su propio bolsillo.

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El Gazzettino

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