La noticia de la muerte de Forza Italia fue muy exagerada

La noticia de la muerte de Forza Italia fue muy exagerada
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Hace exactamente diez meses, cuando Silvio Berlusconi falleció en San Raffaele de Milán, ni siquiera Antonio Tajani habría apostado un euro por la supervivencia de Forza Italia. El partido corporativo, sin su padre fundador y soñador, fue dado por muerto. Hecho. Un adorno inútil para archivar. En cambio, los rostros feroces de Giorgia Meloni y Matteo Salvini, en constante competencia entre derecha y ultraderecha, la implosión suicida del Tercer Polo de Carlo Calenda y Matteo Renzi, el giro a la izquierda del Partido Demócrata liderado por Elly Schlein, revivió Forza Italia. Bueno en las Regionales de Cerdeña y Abruzos. Bien en las encuestas, con un avance previsto de la Liga. La señal, en una política hechizada y fascinada por los fuegos artificiales populistas, de que el aburrido pero tranquilizador moderatismo puede volverse atractivo nuevamente. Y esa grisalla, la querida Tajani gris, a veces sabe vengarse.

Por supuesto, no faltan las zonas grises. Forza Italia suele ser vacilante y torpe. Se dejó aplastar por Meloni y Salvini en enero en el MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Se tragó la autonomía y el cargo de primer ministro. Balbucea sobre la justicia: garantista, pero cuando le conviene (como en Bari) justicialista. Y en muchas ocasiones, tal vez como reflejo condicionado de los largos meses pasados ​​en humillante subordinación, los herederos de Berlusconi son incapaces de moderar los excesos de los Hermanos de Italia y de la Liga. Por no hablar de la opaca relación con Marina, la hija del Caballero, que sigue financiando la fiesta junto con su familia. Y dice (como hizo hace tres días en la presentación de la película sobre Ennio Doris) que espera que en las elecciones europeas de junio “no ganen los populistas y euroescépticos”. Pero claro, en sus programas de televisión, todos los días hace desfilar a exponentes populistas y euroescépticos. Bah.

Forza Italia, sin embargo, goza de buena salud. No son sólo las encuestas y los datos de las últimas elecciones regionales lo que lo dicen. El sábado en Milán, Tajani organizó un acto que pretende dar testimonio de la resurrección. El título es rotundo: “Estados Generales de la Economía”. El objetivo es ambicioso: “Es el regreso a los orígenes, a la Italia que trabaja y produce. Es el reinicio del diálogo con los pequeños y medianos empresarios: el alfa y omega del Presidente. Y ahora estamos relanzando sus ideas y valores”, afirma emocionado Sestino Giacomoni, histórico colaborador de Berlusconi. Destaca la lista de participantes en la cita milanesa: el jefe de Enel Paolo Scaroni, Carlo Sangalli (Confcommercio), Patria De Luise (Confesercenti), Federica Brancaccio (Ance), Marco Granelli (Confartigianato), Marcello Cattani (Farmaindustria), Cristian Camisa (Confapi), Dario Costantini (artesanos y pequeñas y medianas empresas). En tiempos de protestas de tractores, estarán Ettore Prandini (Coldiretti), Massimiliano Giansanti (Confagricoltura), Nicola Levoni (Federalimentare). No faltarán representantes del sector bancario Antonio Patuelli (Abi), Giuseppe Castagna (Bpm), Augusto Dell’Erba (Federación de bancos cooperativos y de crédito rural). Y, junto a Maurizio Gardini (Confcooperative) y Raffaele Margiotta (Confsal), estará el secretario de la CISL Luigi Sbarra.

La señal, según el líder del grupo forzista en el Senado, Maurizio Gasparri, de que Forza Italia “ha vuelto a ser atractiva y ha redescubierto su centralidad y vitalidad”. Pensar que hace apenas diez meses, tras la muerte de Berlusconi, era el partido de la diáspora y de la huida hacia fuerzas políticas con un futuro más prometedor, sin riesgo de extinción. Y si, como es muy probable, la profecía de Tajani no se cumple (“uniremos a los moderados desde Meloni hasta Schlein”), seguramente no faltarán llegadas y retornos. Están las de Letizia Moratti, que será candidata a las elecciones europeas de junio, y las del ex alcalde de Milán Gabriele Albertini: “Ahora el partido funciona, los votantes perdidos por el bunga bunga están regresando…”. Y de cara a las elecciones, están llegando importantes miembros de la Liga Norte decepcionados por la versión de Salvini de líder de la ultraderecha y (oibò) sureña: en el Noroeste el candidato será Roberto Cota (ex Liga Norte gobernador del Piamonte), Marco Reguzzoni (antiguo líder del grupo en la Cámara), Stefania Zambelli (diputada europea saliente). Además, Flavio Tosi, otro engorroso ex miembro de la Liga Norte y ahora coordinador forzista en el Véneto, podría salir al campo en la circunscripción nororiental bajo el lema “Forza Nord”, junto con la ex senadora de la Liga Norte, Patrizia Bisinella. Otra llegada: el empresario turinés Paolo Damilano, ya candidato a alcalde por el centro-derecha en la capital piamontesa, ha elegido presentarse con los colores azules en el noroeste.

El trabajo de Tajani y Gasparri (responsables de las autoridades locales) está muy extendido. Construir la UDC del tercer milenio no es una tarea fácil. Se necesita compromiso. Y sobre todo proselitismo. Así, el territorio es rastrillado centímetro a centímetro. Una vez alcanzado el acuerdo a nivel nacional con “Nosotros los moderados” de Maurizio Lupi, las llegadas se han multiplicado en las últimas semanas. Una operación que el diputado y coordinador calabrés Francesco Cannizzaro explica de la siguiente manera: “El relanzamiento nacional de Forza Italia implica sin duda un trabajo importante y específico en los territorios. Hay gran entusiasmo y los números hablan por sí solos: cientos de administradores calabreses se han unido a Forza Italia. Decenas de alcaldes, a veces concejos municipales enteros: a Lamezia Terme, donde se unieron en bloque el alcalde Paolo Mascaro y gran parte de su mayoría, también llegaron representantes de los círculos cívicos. Y llegarán otros, después de Salvatore Cirillo de ‘Coraggio Italia’…”.

El reclutamiento no se produce sólo entre los miembros de la Liga Norte anti-Salvini y en el sur profundo: en Abruzos, el nuevo concejal Roberto Santangelo (recién elegido con 10.000 preferencias) abandonó sus insignias cívicas para vestirse de forzista. En Liguria, el consejero regional Angelo Vaccarezza ha regresado a casa después de haber pasado un tiempo en compañía de Giovanni Toti. En Campania, el coordinador Fulvio Martusciello ha contado con Carmine Esposito, alcalde de Sant’Anastasia y Francesco Punto, teniente de alcalde de Pollena Trocchia. Y está a punto de meter un pez gordo en la red: el senador 5 Estrellas Raffaele De Rosa. Las cosas están aún mejor en Lazio: “En las últimas elecciones elegimos tres consejeros regionales, ahora son siete u ocho”, celebra Gasparri, “los últimos en llegar fueron Tripodi, elegido con la Liga en Latina, y el ex grillini Della Casa y Colarossi. Además, está a punto de incorporarse un concejal del PD. Nada mal…”.

Sin embargo, en tiempos de caza de caciques (véanse las entradas Pd y Bari…), la operación debe revestirse de un mínimo de dignidad. Así, Tajani lanzó hace unos días un “llamamiento a los ciudadanos moderados”, en “nombre del Partido Popular Europeo y de sus fundadores Konrad Adenauer, Robert Schuman y Alcide De Gasperi”, reuniendo a las “fuerzas de inspiración cristiana, liberal y reformista”. , proeuropeo”. Resultado: el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro (fundó “Coraggio Italia” con Toti), el de Fiumicino Mario Baccini (ex ministro centrista) y el alcalde de Arezzo, Alessandro Ghinelli, candidato cívico independiente en las elecciones europeas por Forza , se unió a Italia, en compañía del piamontés Giacomo Portas, varias veces parlamentario de “Los Moderados”. Conclusión de Gasparri: “Nos hemos convertido en el polo de atracción de muchos representantes cívicos que se ponen de nuestro lado, manteniendo su propia autonomía”. Para decirlo con Tajani, que el 28 de marzo celebró con bombos y platillos el 30º aniversario de la fundación del partido en Nápoles, “todo el ámbito que hace referencia a los valores del PPE se reconoce ahora en el grupo tranquilo, moderado y proeuropeo fuerza del partido creado por Berlusconi.”

“Tranquila”, “moderada”, “europeísta” son adjetivos muy alejados de Giorgia Meloni. Sin embargo, el primer ministro se encuentra entre los seguidores más entusiastas del gris y tranquilizador Tajani. Por dos razones. La primera: una Forza Italia más saludable probablemente conducirá a un debilitamiento de los centristas de centro izquierda. Lo cual es útil, desde la perspectiva del balance postelectoral de junio, en materia de mayoría y de candidaturas europeas. La segunda: si el centro político italiano ya no es el Tercer Polo sino Forza Italia, el centroderecha será más fuerte. Un epílogo sin duda positivo para el gobierno Meloni. “Lo que es seguro es que Berlusconi de allá arriba estará contento con nosotros”, reza Tajani.

Mientras tanto, el líder de Forza Italia, envalentonado, da algunos golpes. Dice no a la amnistía de Salvini y pospone la autonomía diferenciada querida por la Liga hasta después de las elecciones europeas. Y en las últimas semanas respondió con rudeza al secretario de la Liga Norte sobre el asesinato de Alexei Navalny y las elecciones rusas. Además de decir “no”, frenan cualquier hipótesis de acuerdo entre el PPE y Marine Le Pen: “Nunca, nunca con nosotros”. Prueba de que incluso quienes visten de grisalla a veces demuestran determinación y músculos.

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