por Antonio Panti
03 MAR –
Querido director,
288 médicos que trabajaban en las salas de emergencia de la Toscana enviaron una carta al presidente de la Giunta amenazando con dimisiones masivas si no se abordaban los problemas seculares que ya no eran tolerables: personal, turnos, tareas administrativas, salarios, etc. Los médicos generales venecianos están en pie de guerra, sus colegas del hospital se jubilan anticipadamente, no hay médicos generales disponibles para cubrir las carencias del territorio. Menos médicos jóvenes aparecen en el concurso para acceder a la formación de tres años en medicina general y, en cambio, muchas personas mayores que quieren cambiar de trabajo.
En un artículo publicado en QS hace unos días, mi colega Maffei lamentaba la huida de muchos médicos hacia el sector privado mucho más lucrativo, denunciando una especie de mutación antropológica de los médicos desde la disponibilidad incondicional al servicio público a una visión mercantil de la medicina.
Al mismo tiempo, la FNOMceO ha retomado los trabajos preparatorios de la renovación del Código de Conducta en el que se abordarán los grandes temas de la salud pública, la salud del planeta, las elecciones trágicas, la Inteligencia Artificial, la relación con la persona en la sociedad contemporánea, etc. en.
La discusión sobre la crisis sanitaria está en pleno apogeo, pero solo, al parecer, entre los de adentro. Se comparan ideas, cifras, modelos, se habla de regionalismo diferenciado, de PNRR (por cierto, ¿qué pasó con las propuestas de reordenamiento del territorio?), y mientras tanto los médicos, que hacen funcionar el servicio, se van a otro lado. oa la jubilación anticipada o continúan su trabajo con incomodidad, con menos serenidad, a menudo atrapados en el agotamiento.
El escritor viene de tiempos lejanos en que se firmaban petitorios, se organizaban debates en todos los foros civiles, se realizaban marchas, asambleas y hasta agitaciones gremiales, mientras los colegios profesionales se dedicaban a la protección de la salud pública y la profesionalidad del médico que coinciden en la funcionalidad del servicio.
No niego que hay presiones en la política y esfuerzos por establecer un diálogo y una confrontación entre los actores sociales pero todo aparece esporádico, fragmentado, incapaz de crear un clima cultural y político en los ciudadanos que sustancie la imagen del servicio nacional de salud. por lo que es, uno de los mayores patrimonios de la civilización.
Es posible que no se forme un frente común, Órdenes Profesionales, Universidades, Sindicatos de todo tipo, Sociedades Científicas, Asociaciones de Pacientes, para hacer entender al pueblo italiano lo que perdería si colapsara el servicio. ¿Y cómo no colapsar el servicio si los profesionales se van?
No se puede evitar la impresión de que cada uno se agita por sí mismo y que existe una especie de indiferencia por la suerte de los comunes, como si la protección de la salud del individuo se hubiera mantenido en pie en el artículo 32 de la Constitución, pero se hubiera perdido el interés de los ciudadanos. la comunidad.
antonio panti
03 marzo 2023
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