
Gigi D’Alessio, el rey de la melaza: 4,5 de valoración
Equilibrio en el trono. Por tercer año consecutivo, Gigi D’Alessio se reconfirma como rey de malassa en el jurado. También en esta nueva edición, de hecho, el cantautor napolitano ha puesto en práctica su probada estrategia “violinando para atrapar” y voilà el equipo está servido. Difícil rastrear algo memorable de su temporada sentado en el sillón rojo. Pero no imposible: gracias a La Voz Senior 3 nos enteramos de que el nuestro tiene en casa una estatua de Elvis a tamaño real (que Loredana Bertè le regaló hace años). Lo guarda cerca del piano (a su vez un cadeau de Renato Carosone). Básicamente, parece que vives en una casa de empeño de 5 estrellas muy cursi. Por dolorosas que sean, las notas de la mayoría de los duetos en los que ha optado por embarcarse como si fueran un bonito pensamiento para los espectadores. Particularmente criminal, la versión de la monumental Nunca le digas “embellecida” con compases aleatorios del rapero Clementino. En cambio, es de envidiar el bárbaro coraje con el que el entrenador de gafas pronunció la siguiente frase: “No me gustan los proxenetas”. Oxímoron D’Alessio.
Clementino, medio bufón medio carroñero: voto 7
Les dijimos todo tipo de cosas. Sin embargo, mirando hacia atrás en toda la edición en su conjunto, a uno le gustaría agradecerle. Sus hazañas incansablemente fuera de lugar han conseguido en ocasiones dar realmente más ritmo y garbo a los episodios de La voz mayor, también gracias a la inercia de algunos compañeros del jurado. Literalmente un animador turístico de los noventa sumergido en 2023 a través de un viaje en el tiempo que salió mal, el rapero de cuarenta años supo moverse entre los monstruos sagrados de la música italiana a su alrededor. Por lo general, para molestarlos. Aunque las constantes broncas afectivas con D’Alessio eran reiterativas (desde la primera edición, entendemos el juego), individualmente Clementino, el entrenador-bufón, todavía tenía sus propias cartas para jugar. Y el equipo que armó es prueba de ello. Además, es imposible no empatizar con aquellos que, sobre el papel, están en desventaja. Cruce de esta edición para él, el hecho de que muy pocos competidores lo eligieran. Así, desafiando la adversidad, era casi siempre el primero en dar la vuelta a la primera nota emitida por el aspirante, entonada o no, tratando así de que el infortunado sintiera a priori confianza y se llevara el hueso a casa. Su papel de pez carroñero de The Voice Senior 3, un mendigo que lo logró.
Ricos y pobres fugitivos, que han venido a hacernos: voto 3
¡Mamá María, qué aburridos estos Ricos y Pobres! Nuevas entradas en la tercera edición del concurso de talentos, los Ángeles de Clerici Angelo Sotgiu y Angela Brambati no brillaron por su exuberancia, traicionando las expectativas. En el transcurso de los episodios, los vimos presumiendo de una agencia de empleo -se compadecían de gargantas de oro con la promesa de incluirlos en su banda- pero sobre todo de repetidores cansados. Rara vez han contribuido al espectáculo con anécdotas o comentarios notables, simplemente siguiendo a los otros entrenadores. El único intento pálido de lanzarse a la refriega fue el de Brambati cuando, armándose de valentía profana, intentó engatusar a un competidor entonando una pieza neomelódica napolitana. Lástima que solo logró, como genovesa de nacimiento, anular todas las inflexiones posibles. Un lío dialectal que no alcanza para despertar del coma vigil en el que se ha derramado su participación en un doble asiento en este talento. Y pensar que los dos, a los que mientras tanto volveremos a ver a partir del sábado 4 de marzo junto al resto del jurado de La Voz Kids, incluso se habían propuesto a Milly Carlucci como concursantes en la próxima edición de Bailando con las estrellas. Quizá no nos deshagamos de él tan pronto. Por supuesto, podríamos prescindir de él.
Loredana Bertè reina suprema: voto 10
“Soy hija de cierta fama, soy hija de Loredana”, así cantaba Bertè hace apenas un par de años. Y al verla dominar el jurado de La Voz Senior por tercer año consecutivo, no quedan dudas sobre la hipótesis de que pudo haber parido sola. Carisma de acero, además en esta temporada fue la entrenadora más codiciada por los competidores en la competencia. Lo mejor, en un parterre formado por la excelencia, siempre iba directo a ella. Y devolvió los homenajes con anécdotas de ciencia ficción sobre su brillante pasado. Enumeramos solo algunos, por partes: patinó sobre hielo con Federico Fellini en Nueva York y, aún en la Gran Manzana, asistió a un curso de inglés con Pelé como compañero de clase. En los años setenta, estuvo en el elenco del musical Hair, aquí en Italia, y estuvo “más tiempo en la corte que en la sala de ensayo” por unas escenas de desnudos que tanto ofendieron la moral pública de nuestro intolerante Bel Paese. Y no solo. Loredana cuenta: “Me detuvieron en Santiago por mi ropa demasiado atrevida. ‘Estoy vestida como yo, como Loredana’, le dije, ‘si querías a Orietta Berti, tenías que llamarla’”. Y así, esa vez, por detención forzosa, se le esfumó la posibilidad de presentarse en el Festival de Viña del Mar en Chile, mientras que hoy declara que quiere subirse al escenario en el próximo Sanremo. ¿Planes futuros? seguir reinando.
Duetos como saltamontes, que alguien desinfecte el escenario: voto 4
Duetos, duetos por todas partes. Durante la edición ya habíamos tratado el espinoso tema de las actuaciones que asaltan el escenario de La Voz Senior como si fueran invasiones de saltamontes enloquecidos. Solo Loredana Bertè siempre ha logrado sumar puntos, trayendo actuaciones de alto nivel al escenario. Los otros entrenadores, a excepción de la cortina simpática entre Ricchi e Poveri y Don Bruno Maggioni, podrían haber evitado (y ahorrado a nosotros) la tortura puntual. Ya mencionado, el tremendo “mash-up” de Clementino y Gigi D’Alessio sobre las notas de Non dirgli Mai. Sin embargo, todos los intentos de captatio benevolentiae que hacen los miembros del jurado para congraciarse con un competidor codiciado subiendo al escenario con él (o ella) también son evitables. Dejaron mucho que desear. D’Alessio al piano, Clementino y sus compases criminales, todas masacres musicales que pudieron (y quizás debieron) evitar. La corta duración era la única cualidad intrínseca de semejante atrocidad ritual. Para la próxima edición, con el corazón y los tímpanos en la mano, esperamos oportunos recortes en el cartel.
Antonella Clerici, al timón sin protagonismos: voto 9
Recientemente la vimos enloquecer con las notas de “Furore” junto a Paola y Chiara durante È Semper Mezzogiorno (Rai 1). Antonella Clerici sabe subirse al escenario, pero también puede presumir de la suficiente astucia y empatía como para hacerse a un lado, como hace en La Voz Senior, para dejar brillar a los concursantes con sus excepcionales voces e historias personales. El riesgo plausible era el de encontrarse con un exceso de emotainment, centrándose en narrativas “desgarradoras” que habrían conmovido, pero también agobiado a los espectadores. Un poco como lo que lamentablemente sucedió en la última edición de “Dancing with the Stars” donde, citando al jurado, “el único concursante que dijo que estaba feliz fue asesinado en el tercer episodio”. Clerici, presentadora-gallina al grito de “¡Viva la vida!”, ahuyenta todo el horror del dolor televisivo y nunca se detiene en las partes dramáticas de la experiencia de los que tiene delante, para dar luz, en cambio, a las del renacimiento. Antes de actuar, cada úvula dorada se sentó en el sofá con ella para contarnos un poco sobre ella. Y el resultado fue, puntualmente, un retrato educado, respetuoso, lleno de energía positiva. No era obvio. Y por eso le estamos muy agradecidos.
El juego es hermoso cuando no dura mucho (incluso en la televisión): vota 8.5
A pesar de las insuficiencias que, en el boletín de calificaciones, ciertamente no pueden faltar, La Voz Senior se reconfirma como una bella y consolidada sorpresa en las parrillas generalistas. Desde el anuncio de la primera edición, uno hubiera esperado un talento centrado en dos ingredientes principales: lágrimas y basura. En cambio, ninguno de estos componentes salvajes casi nunca se ha asomado al escenario del espectáculo o detrás de escena. Entre el elenco excepcional de Mayores de 60, están los que cantan sin medio pulmón, los que nunca han podido (pero siempre han querido) entregarse al canto, los que conocieron a la mujer de su vida en la sala del hospital después de una operación que, sobre el papel, lo habría dejado con muy pocas esperanzas de supervivencia. Pero también los que asistieron al Actors Studio de Nueva York para luego colaborar con Jimmy Page de Led Zeppelin e irse de gira por Estados Unidos con Joe Cocker. Otros han “pasado” a escribir letras (o música) para canciones memorables para Mina, Francesco De Gregori o Lucio Dalla. Todas las historias de los concursantes son singulares y muy personales, tanto como sus voces que, en cuanto a entonación, superan con creces la media de talentos mucho más aclamados que estamos acostumbrados a soportar como si no fueran una ofensa a nuestros tímpanos Finalmente, todas estas montañas rusas de emociones y representaciones superfinas tienen la inestimable ventaja de condensarse en un tiempo de juego civil: cada episodio, como Cenicienta, cierra sus puertas al dar las doce de la noche. Hoy como hoy, una forma verdaderamente inusual de respeto por los espectadores (quienes, de hecho, corresponden a la cortesía con calificaciones sensacionales). En siete tardes, entonces, se elige inmediatamente al ganador y se le asigna un nombramiento para el año siguiente. Sí, el juego es bueno cuando no dura mucho. Incluso en la televisión.
María Teresa gana y es un final feliz (también para Clementino): 8,5 votos
«Este es un programa que da fuerza al talento», así un orgulloso Stefano Coletta cierra su discurso en el escenario de La Voz Senior para elogiar el talento de Rai 1 y dejar espacio para el anuncio del ganador. Con un 31,19% de las preferencias, triunfa María Teresa Reale del Clementino Team (que, por primera vez en tres ediciones, ve a una de sus competidoras subir al escalón más alto del podio). María Teresa, de 61 años, cautivó a la audiencia de la primera cadena Rai al cantar Oggi sono io, la balada histórica de Alex Britti, pero en la versión de Mina. Nacida en Sora, cantó en piano bares en los años 80. Luego, dejó a un lado su pasión para dedicarse a la docencia. Hasta el desafío de La Voz Senior que la vio triunfar, con mérito, sobre los otros tres súper finalistas: Paolo Piluso (Ricchi e Poveri), Lisa Malosperti (Loredana Bertè) y Alex Sure (Clementino). El entrenador ganador del año pasado, Gigi D’Alessio, se quedó con la boca seca, asumiendo deportivamente la derrota: «El público es el rey». María Teresa se mostró muy emocionada por el objetivo alcanzado, rozando la incredulidad. Ahora, además de la gran satisfacción personal, le espera como premio la grabación de un tema inédito para Universal Music, que será incluido en un EP con todas las versiones que presentó sobre el escenario del talent show Over 60. Bien merecido victoria, a pesar de que la competencia era más que feroz. Casi todos los 12 finalistas, especialmente los cuatro que compitieron por la corona, no habrían sido acusados de robo si hubieran ganado. En cualquier caso, enhorabuena a María Teresa, el público ha querido premiar su elegancia, clase, impecable perfección vocal. Y fue un final feliz.