
Una factura de más de 200 euros, que el dueño del restaurante nunca verá. Porque la familia, después de consumir langosta, gambas y ostras, se escapó…
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A Yo cuento más de 200 euros, que el dueño del restaurante nunca verá. Porque la familia, después de consumir langosta, langostinos y ostras, se escapó sin pagar. Ocurrió el 12 de febrero en el restaurante pizzería Capri de Busto Arsizio, en la provincia de Varese: el padre fingió salir a fumar un cigarrillo, la madre acompañar a su hija al baño. De ellos, pues, ni rastro. Huyeron sin pagar lo que comieron. La historia la contó a Fanpage Luigi Savino, el dueño del restaurante: «Se llevaron todo lo que querían y luego se fueron. Nunca volvieron y terminamos con una factura impaga».
Un gesto que sorprendió y desilusionó al dueño y empleados locales. Pero Savino ya ha encontrado la solución: a partir de ese día, a todo el que se levanta se le pide que deje un documento. “Decidí no denunciar – explicó -. Ya perdí tanto dinero, no vale la pena, esta vez se salieron con la suya. Ahora, en cambio, cualquiera que se levante para ir a fumar le pido un documento».
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La cena ofensiva (y no pagada) y el maquillaje de la ropa.
La familia compuesta por padre, madre e hija pequeña se sentó a la mesa y empezó a pedir varios platos de pescado. Sin escatimar en gastos, como suele pasar con muchos clientes. Todo parecía transcurrir como de costumbre, excepto por el final sorpresa: antes de pedir café, el padre salió del restaurante para fumarse un cigarrillo. Poco después, madre e hija se levantaron para ir al baño, dejando la mesa desatendida. Sobre las sillas algunas prendas sin valor, que no eran más que una trampa para hacer creer a la gente que volvería. Ese billete de 200 euros nunca se pagó.
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