Nacimiento sin vida por NECROT y la globalización del metal |

La globalización observada desde la perspectiva del heavy metal es un fenómeno singular. Crecimos con thrash alemán en lugar del del Área de la Bahía, o viceversa. Pronto nos volvimos perfectamente capaces de identificar el origen nacional de un disco o de una banda. En un contexto como el del norte de Europa pronto aprendimos a entender si ese grupo en particular procedía de Finlandia, Suecia o Noruega. Fueron los pequeños detalles los que nos dijeron: producción, actitud y tipo de riff. Si con esto fuimos pequeños genios o colosales desventajas es una investigación que no realizaré hoy: es la revisión de las necrotno lo olvidemos.

A mediados de los noventa, yo, fan terminal del Bay Area, volví la vista y hasta el oído al presente, me lancé a las novedades europeas, quizá por el demérito del nu metal, metal core, djente y otros tumores malignos esparcidos por el vasto territorio de las Barras y las Estrellas. Esto fue hasta la década de 1910 del actual milenio. Después de eso pude admirar constantemente el contundente regreso de algún grupo estadounidense digno de ese sonido que tanto aprecio. Ahora el del Área de la Bahía, ahora el identificado con las palabras clave Morrisound, Tampa y Florida. Sólo que esta vez (y los Necrots ciertamente no son el primer caso) tenemos un grupo de estadounidenses, en este caso californianos, que suenan como si fueran europeos. Por tanto, nuestra ilimitada capacidad deductiva geopolítica vinculada al metal se ha ido por el desagüe. Cada uno suena completamente diferente, ya nada se da por sentado.

Ofrendas de sangre era el debut de un grupo bastante preparado y ya había un aire de Europa, por la fuerte influencia de Lanzador de perno. Mortal fue su versión brutalizada la que de alguna manera incluso la completó, aunque a esta última le faltaba una canción definitiva como La cuchilla. vidamenos nacimiento es más melódico y completo que sus dos predecesores. Vientos del infierno Y Corta la cuerda presentar riffs a la A las puertas. En otros lugares –todavía son estadounidenses– escuchamos la Chuck Schuldiner de 1988. Aunque el lanzador de pernos sigue siendo la base de todo, los Necrots han encontrado una manera de sortear el atolladero del aburrimiento, el mismo, por así decirlo, en el que cayeron los ingleses en el momento de Mercenarios. Tocar esas cosas, o tocar las cosas de Conjuro, conlleva un alto riesgo de que esto suceda. Y ese riesgo lo evitas de dos maneras: quitando piezas, o superponiendo y variando tu propuesta. Nacimiento sin vida Tiene éxito en ambas maniobras. Riffs negros, prohibición absoluta de tecnicismos.

Para ser honesto, hay tres grandes piezas. Bastantes en sólo siete canciones. El primero es Corta la cuerda, abierto por un claro toque de black metal que también se repetirá más adelante. El segundo es Vientos del infierno, muy melódico, europeo para morirse. A veces deambulamos por una muerte/negro parecida a la que me hizo famoso Dios destronado, voz vagamente parecida a la de Deicide, y el plato está servido. El cantante Luca Indrio, me gustaría subrayar, nació en Florencia. Lo más personal es perforar el cráneolento casi hasta cadáver caníbalpara mi el mejor episodio.

Los tres últimos del cartel renuncian parcialmente a la variedad mostrada hasta ahora y se pierde en cierto sentido el interés, aunque la calidad no muestra signos de decaer. Recuerdos muertos Tiene un solo que parece diseñado para mí. Destructor 666perfecto para un grupo con un enfoque igualmente belicista. Nacimiento sin vida toca la carga y te carga con perdigones, y el único respiro que te concede, en conjunto con el tema número cuatro, es también el mejor momento del disco. Bonito tercer sello para los Necrots, sin duda el más personal y animado. prefiero un poco el primero Ofrendas de sangre de 2017 pero una cosa es segura: estos tipos no cometen ni un solo error. (Marco Belardi)

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