Camera Obscura – Mira hacia el este, mira hacia el oeste – Reseñas

Camera Obscura – Mira hacia el este, mira hacia el oeste – Reseñas
Camera Obscura – Mira hacia el este, mira hacia el oeste – Reseñas

Cuando una banda muy querida del pasado regresa varios años después, es muy fácil preguntarse cínicamente cuál es el motivo. ¿Un intento de sacar provecho, monetizando el culto que tal vez ha crecido mientras tanto, impulsado por periodistas musicales que – inevitablemente – se vuelven cada vez más viejos y propensos a la nostalgia por los buenos tiempos pasados? Es una pregunta que no sabíamos bien cuando empezamos a plantearnos, pero que corre el riesgo de ser muy frecuente en los últimos años. O podría haber una especie de deseo de venganza por la incomprensión de la época, cuando en épocas menos fragmentadas y mestizas que hoy no se piensa en haber recogido todo lo que era razonable recoger en términos de reconocimiento artístico. Quizás hoy en esa fábrica de nostalgia haya un espacio para una posible nueva afirmación, por qué no, incluso hacia un nuevo público más fácil de alcanzar en los flujos digitales. Tal vez…

Pero creemos sinceramente que podemos borrar todo esto del debate sobre la Cámara oscura y su nuevo álbum. Mira hacia el este, mira hacia el Oeste llega 11 años después Líneas deseadas. Y si nos fijamos bien, no es que estuviéramos hablando de una discografía densa: después Hola más grande y azul fi, el debut de 2001, un total de cinco álbumes en poco más de doce años. La impresión es que incluso antes de la interrupción forzosa por la conocida muerte del teclista Carey Lander en 2015, Camera Obscura se encerraba en la sala de grabación cuando tenía algo que decir y no tanto que seguir el fluir del ritmo de producción ideal en términos de exposición comercial.

Y aquí, además, también cabe reiterar una cuestión que ya habíamos reiterado durante el repaso de 2013: encasillar a la banda de Glasgow entre la serie de seguidores de sus compatriotas. Bella y Sebastián es miope. Camera Obscura es un grupo más de esa ciudad que ha conocido, y conoce, la fórmula mágica para elaborar el confeti perfecto del indie-pop. La lista, que Tracyanne Campbell y sus colegas examinan conscientemente, es larga, muy larga y muy brillante. Los nombres de serían suficientes. Club de fans adolescente, Zumo de naranja, pasteles, Cámara Azteca y podríamos mencionar otros tantos, olvidarnos de otra docena. En esta estela, Camera Obscura ha sabido encontrar su propia firma y ha cultivado con cuidado y habilidad el arte de deslizarse en claroscuros agridulces, en un delicado y brillante equilibrio entre alegría y dolor.

Así lo confirman estas once nuevas canciones que a nivel musical parecen retomar el debate en el que se interrumpió hace una década. Impresión de libertad es la tarjeta de presentación perfecta, con la atmósfera que se ilumina cuando el ritmo se acelera y parece virar en la dirección de una especie de doo-wop en tecnicolor. El pisotón de Gran amor también nos permite vislumbrar la influencia country y folk que corre bajo la superficie de la música de la banda y nos hace soñar con la costa oeste americana, sueño que se hace aún más evidente en denon que parece sacado de un cancionero californiano de los años sesenta. En algún otro lugar (Vamos a lograrlo en un mundo de hombres) muestran que están en sintonía con los debates culturales actuales, mientras que El pop se vuelve pop Es puro pop cursi atemporal. Almendra De Azúcar es una balada con piano y voz perfecta, doblada por Somnambulismo: las dos canciones nos hacen pensar que hay una dimensión más de la poética Camera Obscura, la más nocturna y más cercana a las atmósferas de los clubes de jazz, que aún está por explorar. Bienvenido de nuevo.

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