Pearl Jam, “Dark Matter” es una demostración de dignidad exagerada

Siempre que una banda del calibre de mermelada de perlas incluso preparándose para publicar una nueva obra, entonces llueven desde arriba opiniones y juicios (no siempre solicitados) sólidos como la nieve, molesto como el granizo. Y cuando la mencionada obra encuentra entonces luz, entonces el cielo se abre. “Materia Oscura”, impulsada por las declaraciones de Eddie Vedder quien (quizás llevando una botella de Barolo) había definido esto el mejor disco de la banda, digámoslo de una vez: no es una obra maestra como “Ten”, “VS” o “Vitalogy” pero tampoco es una basura ni, mucho menos, una obra evidentemente válida teniendo en cuenta sus ilustres antecesores, y los años transcurridos desde entonces. las primeras subidas. Más de treinta, para ser precisos.

Marcado (no siempre para mejor) por la mano dura de eseAndres Watts que lo comprime todo y al mismo tiempo lo transforma en oro, el nuevo álbum de estudio de Pearl Jam sigue marcando -y esto es noticia- el mejor lanzamiento del grupo (para este escritor) desde, al menos, los tiempos de “Riot Act”: revivir un fórmula que sobre todo en el caso de los últimos “Gigaton” y “Lightning Bolt” había dado muy buenas canciones pero dos álbumes poco más que suficientes.

En “Dark Matter” Pearl Jam toca ante todo como un todo recordando más “No Code” y “Yield” que los debuts inalcanzables, citándose en los mejores episodios (“Scared Of Fear” contiene en sí la semilla de “Brain Of J”) pero en términos de modalidad y cantidad. aceptable. Simplemente haciendo los cálculos del servidor, de once canciones divididas en 48 minutos de música, hay menos rellenos (“Running”) y más composiciones que inmediatamente querrás volver a escuchar: “React, Respond”, “Wreckage”, la canción principal. ” Dark Matter”, “Won’t Tell”, la aunque cursi “Something Special” y, con mención de honor, la última epopeya “Setting Sun”.

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Una obra, la duodécima en estudio del grupo americano, fácil de apreciar aunque se entienda la advertencia inherente: recuerda o como y cuanto envejecen nuestros ídolos, no tienen el deber de estar a la altura de nuestras expectativas ni de su propia discografía, conscientes – como es obvio – de haber producido ya lo mejor de lo que pueden hacer. Que Pearl Jam también hizo giras inmensas -para citar a Venditti- lo que más importa es que, al final, siempre vuelve. Observados constantemente como nunca antes en los últimos años, a menudo mediante miradas más pretenciosas que atentas y libres.

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