Máquina Fantástica, la ilusión de imágenes entre el engaño y la realidad. Narrador del documental Elio Germano

Máquina Fantástica, la ilusión de imágenes entre el engaño y la realidad. Narrador del documental Elio Germano
Máquina Fantástica, la ilusión de imágenes entre el engaño y la realidad. Narrador del documental Elio Germano

¿La primera noticia falsa? el lo reprodujo George Meliés, uno de los nobles pioneros del cine. Piensa, aprovechando las ideas, los dibujos escenográficos y los actores utilizados en El viaje bajo la luna en 1902 se inventó lo que las películas, series, informativos y la web se desarrollarían en los siguientes cien años. Se filma la coronación de Eduardo VII, todo alegre y kitsch como sólo el inmenso Melies podría hacerlo, y también recibe muchos elogios del rey de Inglaterra. “Parece real, George”, le dijo el soberano desde la costa enemiga al otro lado del Canal. Así, para muchos aquel acontecimiento de la época quedó inmortalizado para las masas como verdad en su ficción plástica. Porque partimos de este episodio, ampliamente documentado, para contar el documental Máquina fantástica, dirigida por directores suecos Axel Danielson Y Maximilien Van Aertryck, en los cines italianos a partir de hoy? Porque se trata de una de esas operaciones sabrosas y apetecibles de acumular videoclips (y fotografías) que intenta demostrar cómo las imágenes en movimiento tienen un alma sutilmente engañosa.

Eso’seducir que nos ha hechizado e hipnotizado durante casi doscientos años (no olvidemos la fotografía de la que todo nació y a la que todo seguirá volviendo) y nos empuja fundamentalmente a creer a primera vista, fugaz e involuntariamente, en todo lo que vemos en Escalas grandes, medianas y grandes. Un recorrido visual ondulante y trepidante, el de Danielson y Van Aertryck, desde el cuarto oscuro del cerebro que invierte la imagen vista por los ojos hasta la locomotora Lumière que llega a La Ciotatpasando por el señor sobrina quien en 1825 fue el primero en rociar una placa fotográfica con betún y luego espolvorearla, haciendo aparecer mágicamente un panorama urbano con un hombre pequeño atrás a la izquierda limpiando los zapatos de otra persona.

La ilusión de las imágenes, señoras y señores. Más engañadores que fieles reproductores de la realidad. Mire, por ejemplo, el cruce del campo de muchas fotografías y escenas de guerra de finales del siglo XX: todo parece un disparo robado y valiente en medio de escombros y balas, luego el secreto se revela colocando la lente en el lado opuesto. a 180 grados con fotógrafos y camarógrafos pidiendo a los soldados que adopten una pose de guerra activa. Y para los que todavía no han entendido de qué estamos hablando, aquí lo tenéis. Leni Riefenstahl en 1993, ya físicamente decrépito, pero todavía con un giro eiseinsteiniano, al exaltar las funciones y trucos de la técnica y el montaje. Leni exalta la magnilocuencia del nazismo dibujando líneas hiperbólicas de procesiones humanas que apenas son visibles en la realidad, multiplicando exponencialmente la arrogancia de la multitud nazi con teleobjetivos y movimientos de grúa. La manipulación lo es todo y al alcance de todos.. Nadie está exento de ello.

Así que el gran salto, explican con divertida ironía Danielson y Van Aertryck, la intrusión directa en el salón de la casa (luego vendrá el que todos llevan en el bolsillo con el teléfono móvil) es con el televisor. La historia homersimpsoniana de una pareja que cae esclava del cubo televisivo durante los años sesenta es ejemplar. Televisión siempre encendida y presencia constante frente a ti incluso mientras duermes. De un gesto mágico dentro de una habitación, por tanto, a una intrusión literalmente física en el hogar. El poder de las imágenes es imparable. La llegada de Youtube y de la web cierra por fin el círculo, con el vídeo de la chica que quiere mostrarse (aún no hay WhatsApp) ante su hermana que no la tiene en cuenta: graba un vídeo desde donde se cae. una mesa y hasta se lastima, la carga YouTube para mostrárselo, es visto por millones de personas y se abre un capítulo aún más sutil del voyeurismo en línea contemporáneo. Quizás la parte menos emocionante del documental, pero la más oriental (Rubén Ostlund Palma de Oro en Cannes, productor de la película, que sabe algo de sofisticación pseudorrealista).

Terroristas que muestran en línea cómo hacer una bomba en la cocina o miembros de ISIS que hacen múltiples tomas, se ríen como idiotas, escriben mal las líneas, ante la buena versión de la fatwah. La locura de mostrarse en todos los sentidos arriba y abajo. El sentido de representarnos a nosotros mismos como una nueva frontera. Piense en el nativo de Papúa Nueva Guinea que ve una foto suya recién en 1970 y se pasa horas observándose o ese chimpancé que hojea obsesivamente las fotos de Instagram como tú que lees y nosotros que escribimos. Quizás una cámara de vídeo trumaniana nos esté filmando, quién sabe. Quizás en el próximo capítulo de Fantastic Machine nos lo muestren. El narrador es Elio Germano. Distribuye Teodora.

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