El castillo de Fénis parece una fortaleza inexpugnable con sus dobles murallas almenadas y sus torreones de guardia dotados de aspilleras, pero en realidad nunca ha sido sitiado y nunca se ha visto a ejércitos enemigos atacando sus murallas.
No fue construido como un centro defensivo sino más bien para ser una residencia suntuosa y bien protegida: esto es lo que quería la noble familia Challant que vivió en su interior durante muchos años. Al acercarse al castillo, llama la atención que, a diferencia de muchos otros castillos construidos con fines defensivos, el de Fénis no está situado sobre una montaña o una colina alta, sino sobre una ligera elevación rodeada de prados y viñedos. Es un castillo medieval muy bonito, uno de los más bellos de Italia, que es visitado por más de 80.000 personas cada año. Sería una auténtica lástima perdérselo de paso por el Valle de Aosta. Más que arqueros y soldados, debemos imaginar un ir y venir de caballeros, damas y princesas en las habitaciones del castillo hasta el patio con frescos de San Jorge matando al dragón, entre preciosos frescos, enormes chimeneas, escaleras y símbolos de poder.
Pero también es la increíble historia de un castillo que en un momento determinado fue abandonado e incluso transformado en establo antes de sufrir una larga y cuidadosa restauración. El castillo de Fénis, a 17 kilómetros de Aosta, fue a la vez fortificación y residencia noble: los Challants, además de reforzar el aparato defensivo, embellecieron la mansión con elegantes decoraciones pictóricas, añadieron una sala de armas y pinturas de la Anunciación y de San Cristóbal. atribuido a pintores del taller del turinés Giacomo Jaquerio y fechado entre 1425 y 1430. Allí se encuentra el refectorio de soldados y sirvientes, la cocina y la despensa mientras que en el primer piso se encuentra la capilla, el comedor de los señores y la sala de justicia. En 1716, el castillo, que hasta ese año había pertenecido a la familia Challant, fue vendido a los condes de Saluzzo Paesana. Fue en esta época cuando comenzó el deterioro del castillo y pasó a ser una edificación agrícola con cuadras, almacenes y almacenes para alimentos. Alfredo d’Andrade le devolvió su antiguo esplendor. El arquitecto portugués, naturalizado italiano, compró el castillo de Fénis a finales del siglo XIX y lo donó al Estado tras haberlo restaurado. Hoy es propiedad de la región autónoma del Valle de Aosta.
En orden fotos del Castillo de Fénis, Castillo de Saint Pierre, Castillo de Aymavilles
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