Atrapado durante seis días a 1.120 metros bajo tierra, en la cueva de Morca, cerca de la localidad de Anamur, en la costa sur de Turquía. Mark Dickey es un espeleólogo estadounidense que, junto con otros 13 colegas, estaba explorando las profundidades de la cueva cuando de repente se sintió mal, tal vez debido a una hemorragia estomacal. Su estado siempre ha sido vigilado por varios equipos de técnicos que también lograron llevarle seis bolsas de sangre, según informó la Dirección de Comunicación de Turquía. El americano puede caminar y está de buen humor: «Estoy bien. Estaba cerca del final. Como puedes ver estoy bien, pero necesito que me cuiden. Necesito mucha ayuda para salir de aquí”, dijo a los rescatistas. A pesar de la desgracia, esta es una oportunidad para que Dickey demuestre la solidaridad de la comunidad espeleológica mundial. De hecho, en su rescate participan más de 200 técnicos, entre turcos, húngaros, polacos, búlgaros e italianos. Hace apenas unas horas llegó hasta el americano un primer equipo del Cuerpo Nacional de Salvamento Alpino y Espeleológico, formado por 6 hombres, un médico y una enfermera. Pero un total de 46 montañeros involucrados llegaron a Turquía para ayudar en las operaciones y partieron entre el miércoles y el jueves. El último grupo de 33 personas fue trasladado desde Pratica di Mare en un vuelo de la Fuerza Aérea y luego acompañado hasta el lugar por el ejército turco. Bulent Genc, director de la federación espeleológica turca, dijo al cnn que las operaciones de ascenso podrían llevar días: «La cueva es profunda y estrecha. Hay que moverse lentamente para poder llevar a Dickey en camilla.”
