La luz rosa – Quiero correr

Dos palabras sencillas pero que tienen una fuerza increíble. “Quiero correr”. Son las dos primeras palabras pronunciadas por un conductor cuando se siente herido. La adrenalina que corre en la sangre, la pasión y las ganas de volver a subirse al vehículo lo antes posible para correr más rápido que antes incluso contra el dolor. Muñecas, dedos, clavículas, tobillos, brazos, piernas con traumatismos o rozaduras, no existen dificultades físicas que detengan a un piloto. La idea es volver a las carreras. Quizás esta sea precisamente la razón por la cual los corredores no son del todo humanos. Los pilotos tienen un aura que va más allá de la de las personas normales, no lo son, tienen algo especial que los hace únicos. ¿Por qué después de chocar o chocar a más de 300 km/h deberíamos volver a subirnos al sillín o al coche, con el dolor insoportable de las lesiones y el miedo a que vuelva a ocurrir? No saben lo que es el miedo, están acostumbrados, no lo sienten. Son conscientes de que existe, pero lo rechazan. Esto también les permite realizar hazañas que a los ojos de simples seres humanos los hacen aparecer como héroes, dispuestos a luchar contra obstáculos insuperables para vivir su pasión.

Sin embargo, para correr contra el dolor y tratar esas heridas que detendrían a cualquier otra persona, es necesario un ángel guardián listo para recogerlos cada vez que se caigan. Para todos los pilotos, especialmente los motociclistas, esta persona única en su especie y en su alma es el medicocosta. Claudio Costa de Imola de corazón y de hecho fue la salvación para todos los pilotos de dos ruedas. Las vidas que salvó y los huesos que arregló son innumerables. Su idea visionaria nació en los años 70 cuando su padre Checco Costa organizaba carreras en Imola, pero faltaba la asistencia médica adecuada para la prueba. Los pilotos que cayeron y resultaron heridos al costado de la pista tuvieron que recibir un tratamiento adecuado de inmediato en el lugar y fue así que Claudio decidió organizar un pequeño centro médico junto con su personal. “La Clínica Móvil” listos para intervenir con prontitud ante cualquier ocurrencia. Un pequeño camión utilizado para tratar las heridas de los pilotos con todas las herramientas de última generación. Inicialmente con sede en Imola en la pista de carreras, luego comenzaron a viajar y seguir las carreras de motos por Europa y luego por todo el mundo. Las clínicas itinerantes han aumentado y han cruzado el mundo del automovilismo, llevando tratamientos y vacunas incluso a las poblaciones más pobres y desfavorecidas, como en África.

La clínica móvil de Doctor Costa, presencia permanente junto a los centros médicos de todos los circuitos hasta hace poco tiempo – créditos a motogp.com

Pero volviendo a esas dos palabras mágicas “Quiero correr” el Doctor Costa produjo y luego realizó una hermosa y muy emotiva película que narra sus acciones y el nacimiento de su proyecto hasta los últimos desarrollos. La historia es la recopilación de testimonios del mismo protagonista y otros personajes sobre la importancia de la Clínica Móvil y el trabajo realizado por Claudio para salvaguardar el físico de los pilotos y su vida. Desde su primera intervención a un lado de la pista cuando un piloto casi se le cae en los brazos y fue el primero que le prestó servicio médico puntualmente hasta su abdicación definitiva hace unos años. En la película vemos pasajes muy conmovedores y emotivos, incluso cuando el propio médico admite que lleva consigo el peso de todas aquellas almas que no pudo salvar. De Loris Capirossi, su conciudadano, a Valentino Rossi pasando por Uncini, Doohan, Pirro, Márquez, Iannone, Paolo Simoncelli, Zanardi y también Ayrton Senna. Nadie sabía que el campeón brasileño era paciente del médico de Imola y a los dos los unía una relación especial en la que Ayrton confiaba únicamente en los tratamientos que recibía de Costa. Otra relación especial es la que tiene con Alex, a quien el doctor Costa ha seguido de cerca desde su terrible accidente en el que perdió las piernas. Un hombre especial, muy querido por todos con un alma única. Solo una persona como él podía ser empático y conectar con seres particulares como los pilotos, pero Claudio lo había logrado y con todos los colores que pasaban por sus manos se creaba un vínculo indisoluble de confianza única.

En todos los testimonios recogidos en la película, los pilotos subrayan cómo el Doctor Costa o bien les salvó la vida o fue fundamental en su vuelta a la silla de montar así como en el proceso de recuperación tras un accidente. Su cuidado era parte de una medicina herética contra los protocolos médicos estándar después de un accidente y las consiguientes lesiones sufridas. Para tratar a los pilotos, sin embargo, no bastaba la medicina clásica, no se podía aplicar porque no hubiera funcionado. Las personas que van a velocidades absurdas y que al cabo de una semana se quitan una escayola o vuelven a subirse a su vehículo un día después de una operación no pueden ser tratadas con el mismo procedimiento que los demás. El doctor Costa lo sabía bien y sus pilotos siempre trataban de curarlos con sus propias manos, salvándolos también de situaciones que hubieran comprometido no solo sus carreras sino también la vida misma. es el caso de Doohan que en 1992 tuvo un fuerte accidente en Assen en el que se lastimó gravemente la pierna y siguiendo el camino de los médicos holandeses corrió el riesgo de perder la extremidad, pero Claudio logró atraparlo a tiempo y salvarlo, a pedido del propio piloto .

La película es un himno a lo que hizo el legendario doctor de pilotos y con razón. Claudio Costa no solo ha salvado vidas tras vidas y curado las heridas de hombres especiales tomando en serio cada historia y cada parte de su cuerpo, sino que sobre todo ha permitido que muchos sigan soñando y siguiendo su camino. Donde muchos se hubieran dado por vencidos, él siempre ha perseverado en ayudar a todos sus pacientes en todas las formas posibles y por eso tiene un lugar especial en el corazón de las personas. Incluso los que no lo han conocido saben muy bien quién es el Doctor Costa.

Afiche de la película “Voglio Correre” diseñado y producido por Dottor Costa – créditos al autor

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