“Es correcto aspirar a cero emisiones de CO2 en el menor tiempo posible, pero hay que dejar la libertad a los Estados para que tomen el camino que estimen más eficaz y sostenible. Esto significa no cerrar a priori el camino hacia tecnologías limpias distintas a la eléctrica. Esta es la línea italiana que ha encontrado una gran aceptación en Europa”, recordó Giorgia Meloni.
Italia, Polonia y Bulgaria dijeron que estaban en contra y Alemania, que había pedido una compensación adecuada por los combustibles electrónicos, no confiaba: juntos habrían formado la minoría de bloqueo necesaria para rechazar la regulación. La presidencia sueca, ante una votación que habría hecho temblar a la Comisión, ha pospuesto el expediente. El punto también fue retirado de la agenda del Consejo de Educación previsto para el martes, donde se esperaba la ratificación formal del texto.
Este parón obliga a la Comisión a realizar una reflexión en profundidad. “El objetivo sigue siendo la neutralidad tecnológica. Estamos en contacto con los Estados miembros sobre las nuevas inquietudes que han surgido”, precisó la portavoz del ejecutivo de la UE Dana Spinant.
Bruselas, para socavar el muro alemán, intentará trabajar en un compromiso, sobre la base de cómo “la Comisión evaluará el progreso hacia la consecución del objetivo, teniendo en cuenta los avances tecnológicos y la importancia de una transición económica sostenible y socialmente justa hacia cero emisiones”.
El gobierno alemán, además, está dividido en asuntos medioambientales: los liberales (que se expresan como el ministro de Finanzas, Christian Lindner, y el ministro de Transportes, Volker Wissing) están en contra, los Verdes están a favor, mientras que el SPD está atrapado entre los dos opuestos. En Italia, sin embargo, el gobierno está unido contra la regulación. Ante la noticia del aplazamiento de la votación, Lega y Fdi se regocijaron. La electricidad no puede ser la única solución del futuro, sobre todo si sigue siendo, como lo es hoy, una cadena de suministro para unos pocos”, subrayó el ministro de Medio Ambiente y Seguridad Energética, Gilberto Pichetto.
También es firme la posición de Polonia, que sin embargo ha añadido un apéndice que va en sentido contrario al de Italia: la oposición a la denominada derogación Motor Valley, para los fabricantes de coches de lujo. La sensación es que la transición verde y digital serán las consignas de las próximas Eurocopas. Por un lado, los Verdes, de centro-izquierda, y los M5, no en vano furiosos por el aplazamiento del parón a los motores endotérmicos; por otro, un centroderecha formado por el Ppe, la Ecr y parte del ID que, como era de esperar, había votado en contra en el pleno del pasado mes de febrero. De aquí a los europeos, sin embargo, el camino de “apto para 55” (el plan de la UE para la transición verde y la reducción de emisiones) se está volviendo mucho más impermeable: Italia ya ha anunciado una batalla sobre las reglas para el euro 7, para los embalajes y para los vehículos pesados contaminantes.