A los 85 años se convierte en artista de su Legnano natal.

A los 85 años se convierte en artista de su Legnano natal.
A los 85 años se convierte en artista de su Legnano natal.

El chiste listo, humanidad y humildad. Una vida transcurrida en el barrio de San Domenico, antes de llegar a lo que representa su presente, la residencia de ancianos San Giuseppe en Castano Primo. Tiene 85 años y es un auténtico volcán de creatividad Eugenio Sormaniun huésped originario de Legnano pero que ahora reside en la residencia de ancianos Castanese y al que le encanta pasar su tiempo “libre” dibujando las vistas más representativas de la ciudad de Legnano.

Desde la Piazza San Magno al Castello hasta la estatua de Alberto da Giussano, la imaginación de Eugenio no conoce límites

Con los rotuladores en las manos el dibujo va tomando forma. Casi siempre es un símbolo o un rincón de la Ciudad del Norte de Italia el que se manifiesta. Piazza San Magno, con la basílica; el castillo; La estatua de Alberto da Giussano es, por tanto, el punto culminante del Palio. Sin olvidar a Jesucristo, los rostros de la cristiandad y las tropas alpinas.

El protagonista habla de su vida.

Pero el origen de todo esto no sólo está contenido en el pasado de Eugenio, sino que pasó una parte de su existencia en Bernocchi antes de que éste cerrara sus puertas. Es decir, en la época en la que era “un simple trabajador que tenía los dibujos a mano”, preparaba “las láminas para los cilindros que se utilizaban para estampar las telas” y se encargaba de “grabar los metales”. Ni siquiera se remonta a la época en la que, acercándose a la jubilación, trabajó para el Ayuntamiento de Legnano. Más bien, se remonta a la pasión que surgió en el lugar correcto en el momento correcto.

“Después de que mi esposa falleció, nuestros dos hijos vieron nacer y crecer a sus familias. Cuando me jubilé, me dije: tengo que hacer algo. De allí compré madera contrachapada para hacer cuadros, todo en cantidades infinitas. He dibujado un mucho. Y sigo haciéndolo. Dice que soy bueno en eso”.

“Así renació oficialmente Eugenio”

Tanto es así que ahora sus mejores obras se exponen en el hall del recinto. Sucede tras el viaje iniciado en diciembre, durante el mercado navideño, cuando, a modo de broma, se decidió montar una pequeña exposición con sus obras. Lo cual, dice el educador de San Giuseppe Noemí Fozzer “Encarnan plenamente el renacimiento de una persona”.

“Con esta creatividad, las residencias de ancianos adquieren un toque de vivacidad”

Y el renacimiento de Eugenio se vuelve colectivo. Porque, continúa Noemí, “las residencias de ancianos se ven como lugares oscuros y tristes, en realidad hay quienes como nuestro huésped redescubren pasiones que quizás había dejado de lado pero que hoy llenan de sentido su día. La gran lección de Eugenio, es decir, mantener La llama de sus pasiones está viva, se convierte en un ejemplo para quienes viven en la residencia de ancianos y para quienes la frecuentan desde fuera. Es una forma de revitalizar las relaciones en alto: sus dibujos son muy solicitados. ” Gran parte de la fuerza que se encuentra al contemplar estos coloridos dibujos, entre los cuales, revela el autor, “no hay ninguno que prefiera, todos tienen la misma importancia”, deriva sin embargo de un fuerte apego al territorio en el que se encuentra. Nació y vivió el artista. Un auténtico legnanés que ha sido testigo de la transformación del pueblo. Donde, sólo Olona no ha cambiado, mientras que el resto sí: menos empresas, a las que antes se iba a pie, más edificios, como lo demuestra la historia (y posterior decadencia) del Cantoni Cotonificio.

El Legnano que ha cambiado de piel y sueña en el horizonte

Los vehículos del pasado que ya no existen: es el caso de la “Gamba de Legn”, las locomotoras de vapor utilizadas como primeras líneas de tranvía interurbano. Lo mismo ocurre con las costumbres. El pan con uvas recién horneado y comprado un segundo antes de que llegara aquella mismísima Gamba del Legn que hoy representa un recuerdo y, quizás, el próximo tema de nuestro Eugenio”. La ciudad ha cambiado mucho, sólo Olona no ha cambiado. En el Catonificio Cantoni construyeron el edificio, pusieron los costados de concreto, las fábricas desaparecieron. Había una vez que ibas a pie, ahí estaba la pierna, para correr, te cortabas las piernas, estaba allí el pan con uvas. Estamos en apuros.

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