D’Angelo supo conquistar a toda la afición. Anotó 34 puntos en veinticinco partidos.

D’Angelo supo conquistar a toda la afición. Anotó 34 puntos en veinticinco partidos.
D’Angelo supo conquistar a toda la afición. Anotó 34 puntos en veinticinco partidos.

El gran hombre de Pescara, alias Luca D’Angelo, conquistó a todos. En la tierra de las quejas interminables, poder obtener el consenso del plebiscito es algo milagroso. Los habitantes de La Spezia son por definición desconfiados, cerrados, exigentes, pero también genuinos, francos y generosos. Personas que no dan descuentos, pero al mismo tiempo entregan su corazón a quienes demuestran que lo merecen. Luca D’Angelo consiguió una doble hazaña: salvar a un equipo destinado al abismo y crear una afinidad electiva con la afición. Macia y Melissano hicieron muy bien en centrarse mucho en el técnico de Pescara, que les devolvió una salvación que fue oro puro. El club de las águilas, con Platek y Macia en primera fila, pretende confiar el equipo 2024-25 al técnico de Abruzzo, pero será necesario llegar a un acuerdo sobre los programas con el mismo técnico (como ocurrió en enero), independientemente de la renovación automática que D’Angelo tiene en el bolsillo.

Toda la afición desea desesperadamente la confirmación del entrenador que, desde el día de su llegada, a pesar de llevar muchos años entrenando al Pisa, fue recibido con los brazos abiertos. Quizás porque en una ciudad obrera, donde se come farinata y no caviar, se bebe vermentino y no champagne, no podía pasar desapercibido un hombre del pueblo, un proletario del fútbol que prefiere el trabajo, la seriedad, la humildad a los florituras y la retórica. Este es probablemente el hilo conductor que une fuertemente al entrenador de Abruzzo a Spezia y a los habitantes de La Spezia.

Por supuesto, sin olvidar los excelentes resultados obtenidos: 34 puntos en veinticinco partidos (con los puntos obtenidos durante su gestión, el Spezia se habría consolidado en la novena posición), 27 en la segunda ronda (en una plantilla de playoffs). Todo en nombre de una flexibilidad táctica poco común, con sistemas de juego acuñados sobre las cualidades de los intérpretes, principalmente el 3-5-2 y el 3-4-2-1, sin desdeñar el 4-3-2-1. La habilidad de D’Angelo fue devolver el equilibrio táctico a un equipo que había perdido certezas, centrándose en un pequeño grupo de jugadores dispuestos a todo por la causa común. El técnico de Pescara tuvo el mérito de crear una columna vertebral fuerte, dando siempre lo mejor de sí para defenderse de los golpes de crítica que llovían sobre sus hombres, acudiendo personalmente a hablar con la afición cuando protestaban en el Hotel NH. “Cometí un error con Feralpi”, dijo, en un intento de aliviar la presión sobre sus jugadores. Y de nuevo: “Salvaremos al equipo”, frase valiente pronunciada cuando su Spezia estaba último en la clasificación, tras la derrota sufrida ante el Cremonese.

Es un líder, un hombre tranquilizador que en los momentos de desánimo siempre ha aportado cosas positivas, transmitiendo al equipo una cualidad esencial para los jugadores de La Spezia: la furia competitiva. D’Angelo era consciente de que para que la afición volviera al lado del equipo era necesario devolver el corazón al centro de todo. Y así fue, con Nikolaou & C. se pasó de la protesta sistemática al triunfo de diez mil festejantes de La Spezia.

El de Pescara no es alguien que traicione las emociones, pero la muestra de amor incondicional de ‘Picco’ también lo involucró: “Tengo que agradecer a los fans de Spezia porque fueron increíbles, estuvieron increíblemente cerca de nosotros. En Spezia fueron yo. Lo pasé muy bien, encontré un club muy organizado, un público cálido, si se hacen las cosas bien no tengo ningún problema en quedarme”. El renacimiento pasa a través de él.

PREV Este es el país de las maravillas de Pinocho en Roma: lo que debes saber
NEXT Abel Balbo jugó de centrocampista cuando era niño. Un Scudetto con la Roma, copas en Parma