«Qué c… más bonita tienes», «¿tenemos sexo?». Después de 2 años se presenta y será compensada.

Para casi dos años se mantuvo a merced de una atención molesta del presidente de la asociación para la que trabajaba. Hasta que dijo basta y si dirigido al juez de trabajoque tiene condenó a la propia asociación a indemnizar el daño moral sufrido por la joven. Sucede en Grosseto, donde se encuentra el tribunal donde se dictó la sentencia, aunque el escenario de los repetidos episodios de acoso es una localidad del interior de la Maremma. El magistrado decidió aplicar al caso el código de igualdad de oportunidades, sancionando la conducta discriminatoria del protagonista masculino de la historia.

Las palmadas en el trasero y los comentarios sexistas

Las frases, reiteradas a lo largo del tiempo, desde principios de 2022 hasta el verano de 2023, son las que pertenecen al repertorio más prohibido del chauvinismo, de esos que antaño las mujeres sufrían en silencio y con resignación, reaccionando como mucho con un poco de ironía. .

Empezando por uno de los más clásicos: el palmadita en el trasero con comentario que lo acompaña: «Qué hermosa c… tienes». La invitación a tener relaciones sexuales siguió inevitablemente, obviamente con él. Y eso no es todo, porque luego estaban las vulgares consideraciones sobre su forma de vestir e incluso de moverse.

Por no mencionar el comentarios discriminatorios: «Nunca aceptaré órdenes de una mujer». O “¿Pero adónde crees que llegarás como mujer?”. Lejos de sufrir sin reaccionar, la empleada lo convirtió casi en una enfermedad, hasta que, en noviembre de 2022, el estado de estrés llegó a ser tal que la obligó a acudir a urgencias.

En cierto momento dijo basta

En ese momento la protagonista pensó que lo mejor era recurrir a un sindicato, en este caso concreto el CISL-Servicio Público de Grosseto, quien la remitió a la abogada Silvia Muratori, con quien se inició la demanda por conducta discriminatoria. La vía más directa, porque desde el punto de vista penal las apreciaciones valían como mucho una denuncia por acoso, delito poco más que baladí.

Entonces en cambio el juez laboral Giuseppe Grosso implementó el código de igualdad de oportunidades, fijó una indemnización de 10.000 euros más las costas judiciales a cargo de la asociación y ordenó al presidente que nunca más se dirigiera a la mujer con el comportamiento del pasado. Mientras tanto, había renunciado a las delegaciones que le habrían llevado a la oficina donde ella trabaja.

“El empleador – comenta el abogado Muratori – tiene la obligación de adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la integridad física y moral del trabajador y, por tanto, si ésta se ve comprometida por un comportamiento perjudicial incluso para su dignidad, será condenado a una indemnización por daños y perjuicios”.

PREV Ante el TAR, por dos recursos de cinco propietarios, todas las entidades involucradas en el paso subterráneo de Traversa San Giorgio Territorio
NEXT Abel Balbo jugó de centrocampista cuando era niño. Un Scudetto con la Roma, copas en Parma