«Reescribí la historia de Marylin Monroe, todo estaba pasando detrás de Hollywood»

Una vez que el Odeon estuvo lleno al máximo para James Ellroy. El escritor estadounidense –gracias al festival La Città dei Lettori– se encuentra en Florencia para presentar “Gli incantatori” (Einaudi). Las preguntas las formula Gianni Santucci, periodista del Corriere della Sera, traducidas por Simona Caldera. Y llegan después de que el escritor estadounidense, uno de los autores más importantes del mundo, llega 5 minutos antes a la presentación y es detenido por varios lectores. Todos le piden un autógrafo, él se presta felizmente.

Su nueva novela lleva al lector al año 1962, a la noche en que Marylin Monroe muere en Los Ángeles. Esa misma noche, una estrella que había sido secuestrada es liberada. Hay una conexión entre las dos historias, así lo piensa un detective corrupto, apasionado de las drogas, maestro del chantaje: es Freddy Otash quien espió a Marilyn por encargo de Jimmy Hoffa, el controvertido líder del sindicato de camioneros, y Ahora la policía le ha encargado investigar su muerte. Cosa delicada, porque gente muy alta en Washington podría tener algo que ver con la desaparición de la actriz más famosa del mundo.

Por alguna oscura razón, que tal vez tenga que ver con el amor, Freddy decide seguir adelante. Incluso a costa de hacer añicos un icono. «Freddy Otash tenía una vena sutil de crueldad que ya no podía representar. Le di una inteligencia sutil y un corazón tierno, que utilizó para expresar la versión del mejor detective”, explica Ellroy tras rendir homenaje a Maurizio Pollini, que “era el mejor pianista del mundo y ¡guau!, sabía tocar: Te veré del otro lado”. Aplausos.

La voz leyendo una parte de su novela llega en el momento de la segunda pregunta: Santucci la pide como regalo para el público y Ellroy accede a hacerlo. El sonido llega a la sala y es un momento de gran emoción. Entonces Ellroy explica: «Soy un hombre obsesivo, cuando tenía 14 ya era así. Siempre estaba husmeando en las casas de mi barrio. Y fui a ver a las chicas. Quería saber qué pasa en la vida de otras personas, tenía curiosidad por descubrir sus existencias. A esa edad me interesaba el crimen y las investigaciones. ¿Se hará justicia? Freddy en este caso es un poco como yo, incluso si no tenía la racha de voyeur cuando yo tenía 14 años. Pero en fin, esto es ficción y puedo escribir lo que quiera sobre su vida y todo lo que decida.».

La invasión se utiliza mucho en la novela, señala Santucci, quien pregunta si hay una verdad además de la verdad oficial. «Ninguno de los grandes hechos históricos está exento de piezas.. Intento hacerlo sin filtros, es mi versión verosímil de la historia: tuve mucha suerte cuando escribí sobre la muerte de Monroe porque todos estos hechos son aburridos y por tanto tenía mucho espacio para ficcionalizar. Reescribí la historia según mis especificaciones”, explica el autor.

¿Los tonos de comedia que aparecen en algunas partes de la novela? «Me gusta mostrar gente que dice muchas tonterías sobre los demás: me resulta divertido contarlas. Lo he visto en todas partes de mi vida. Crecí después de la Segunda Guerra Mundial y en 1962 hubo una explosión de tabloides en Estados Unidos: se estaba filmando Cleopatra en Roma. Bajo la brillante superficie de Hollywood, todo estaba sucediendo, y eso es lo que te digo para que aportes un poco de ligereza”, explica.

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