TARANTO – Accidente de “luz roja” en la comisión, Rinaldo Melucci corre a cubrirse. Según parece a la “Gazzetta”, de hecho, el alcalde de Taranto está a punto de pedir a la presidencia del ayuntamiento que ya no autorice a los concejales a conectarse al trabajo de las comisiones a distancia o con el ordenador, la tableta o el teléfono móvil. .
El episodio ocurrido el pasado martes, durante una reunión de la comisión de Actividades Productivas en la que se trataron temas relacionados con el ámbito portuario, no habría sido apreciado (por decirlo suavemente) por el alcalde. De hecho, el pasado 8 de mayo, un concejal municipal cuya identidad no ha sido confirmada pero que debería formar parte de la mayoría, olvidó el micrófono abierto de su celular durante la conexión y reprodujo algunos fragmentos de una reunión íntima. Que luego fueron interrumpidos, por lo que entendemos, por el secretario de la comisión quien, para evitar mayores inconvenientes y vergüenzas, excluyó al propio concejal de la reunión.
Que conste, al inicio de este consejo y por tanto en el verano de 2022, se modificó el reglamento introduciendo el artículo 17 bis para permitir la participación en las comisiones no sólo de forma presencial, sino también a distancia. Y ello, a pesar de que la emergencia sanitaria provocada por la pandemia ha terminado en gran medida (y afortunadamente). Además, como es fácil imaginar, el procedimiento actual ofrece numerosas ventajas. De esta forma, de hecho, los concejales en la gran mayoría de los casos evitan desplazarse a la Ciudad Vieja y concretamente al Palazzo Latagliata (sede de las comisiones), sino que se conectan desde casa, desde la oficina, desde el coche, en la calle o del tren. En el pasado, recuerdan algunos concejales bajo estricta garantía de anonimato, también había quienes iban a la peluquería o incluso montaban a caballo. Todo esto, por inapropiado que sea, está permitido por el reglamento que los dirigentes municipales quieren modificar ahora. Hay dos caminos posibles: adoptar una disposición urgente (si es posible) o seguir el camino ordinario para cambios regulatorios. Y, visto lo ocurrido, el aspecto no es irrelevante, al volver a participar físicamente en las reuniones de la comisión los concejales se verían obligados a lidiar con los papeles, con las propuestas de resolución, con los directivos. Y así no dejarían ningún micrófono abierto ni ninguna luz roja encendida.
