«E45, las obras son necesarias pero para reducir las molestias y los plazos. ¿Dónde está la región de Umbría?”

«E45, las obras son necesarias pero para reducir las molestias y los plazos. ¿Dónde está la región de Umbría?”
«E45, las obras son necesarias pero para reducir las molestias y los plazos. ¿Dónde está la región de Umbría?”

por Federico Pragliola*

En los últimos años hemos sido testigos de una serie de obras de construcción, más o menos ininterrumpidas, a lo largo de nuestra maltrecha E45.

La posibilidad que nos brindó el entonces gobierno Renzi con alrededor de 1.600.000.000 de euros de inversión a lo largo de la ruta fue aclamada en su momento como el último salvavidas para una carretera que en ese momento se estaba desmoronando, de Orte a Rávena. De hecho, todos (o casi todos) estuvimos de acuerdo en su momento en esta valoración política y económica. Efectivamente, los resultados se han visto, especialmente en los tramos donde las obras de construcción ya han finalizado o están a punto de finalizar. El impacto más evidente se produce en la capacidad de drenaje del asfalto de última generación, lo que nos permite evitar muchos riesgos en los que suelen incurrir los viajeros. Otros tipos de obras son de menor impacto aunque muy importantes: muros de contención – isletas de tráfico – señales y mucho más. Por y con esto, un gran elogio para Anas por el trabajo que ha realizado en los últimos años, también porque la honestidad intelectual debe permitirnos crear un valor añadido a la contribución que debe hacer la sociedad civil.

Sin embargo, surge un elemento muy importante, en el que nadie puede retroceder y que afecta ante todo al responsable político final: el calendario de las obras y su coordinación. Es cierto que los recursos deben gastarse en un tiempo determinado con certeza de asignación y proyecto, es cierto que Anas debe organizar el montaje de la obra en las fechas indicadas con la burocracia correspondiente, pero las principales rutas que conducen a nuestro Las ciudades son objeto de obras que duran mucho tiempo y que tienen un fuerte impacto en la vida cotidiana de muchos umbros. Tomemos por ejemplo el trayecto Terni – Perugia que en condiciones “normales” se puede recorrer en un máximo de 45 minutos. Actualmente tenemos 3 sitios de construcción, 2 de los cuales son extremadamente impactantes, como los de Sangemini y Ripabianca, que recientemente se han reducido pero son igualmente impactantes. Resultado: al menos 15 minutos más, lo que, para un viajero, son 30 minutos al día. ¡Esperando que no pase nada como, por ejemplo, lo que pasó en los últimos días consecutivamente en la galería Sangemini!

Aunque las obras no sólo son necesarias sino también necesarias, el sentido común quisiera que pudiéramos trabajar para reducir al máximo las molestias y los plazos, pero a menudo nos encontramos pasando por la obra en la que nos encontramos. no funciona y, lo que es más enfado aún, al ver que en vacaciones todo está quieto. Lo mismo ocurre con la obra: ¿qué sentido tiene iniciar una obra en Massa Martana cuando la de Sangemini lleva dos meses activa, lejos de estar terminada? Sería recomendable terminar uno y empezar otro para tener el menor impacto posible, sobre todo cuando la distancia es tan corta.

Otra cuestión es la de la calidad de las obras: una simple lluvia de los últimos días entre Todi y Marsciano (la obra cerró hace unas semanas) ha bastado para comprobar cómo el aquaplaning cerca de la nueva isleta es un fenómeno que desde hace mucho tiempo de desaparecido, ¡al contrario! Lo mismo ocurre en el tramo cercano a Umbertide, o en las zonas de los túneles de Perugia o Nera Montoro.

Creo que la Región de Umbría, tomadora de decisiones y evaluadora política, debe hacerse escuchar con mucha fuerza en los órganos institucionales para reducir al máximo los inconvenientes y la posibilidad de accidentes como, lamentablemente, en los últimos días con las consecuencias del bloqueo. arteria fundamental del eje vial nacional y permitir el paso de todos los vehículos pesados ​​por estrechas carreteras provinciales (Sangemini docet). Pero el uso de la E45 por parte de transportistas internacionales que, de este modo, no pagan por la autopista y, al hacerlo, destruyen nuestras carreteras dejando migajas, es otra cuestión histórica milenaria en la que se han gastado millones de palabras.

Las dificultades que viven los ciudadanos de Umbría son muy graves y repercuten en la calidad de vida, sería apropiado que quienes representan las numerosas solicitudes pudieran inspirarse en ellas para golpear la mesa con los puños para proteger el interés colectivo. .

*recibimos y publicamos la carta de un lector

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