Debut en el mercado europeo del Xiaomi Su7

Me gustaría conocer al automovilista que, delante de un coche Xiaomi, piensa que está todo fabricado en Italia sólo porque se llama Módena. Sin embargo, después de la fantozziana historia de cambiar el nombre de Milano a Junior – porque según el Ministerio de Empresa y Made in Italy “engañaba a los consumidores” (no se fabrica en Italia) – la controversia sobre los nombres continúa. Y de hecho la propia Xiaomi ha comunicado al ministerio que no lanzará su Su7 con el nombre “Modena”.

De hecho, el Su7 se produce íntegramente en China, pero durante la presentación a los medios de comunicación el pasado mes de diciembre en Pekín, el fabricante de automóviles chino anunció que se lanzaría bajo el nombre de Modena.

Además de que ya existe un coche con ese nombre (Ferrari 360), resulta ridículo que el Ministerio subraye la victoria obtenida: “La empresa ha asegurado que tiene la intención de respetar las normas italianas sobre indicaciones falsas, incluido el reglamento sobre falsas indicaciones geográficas. No se promoverán campañas de comunicación y marketing que puedan inducir a error a los consumidores.” Todo está bien, por lo tanto, nadie comprará un Xiaomi y quizás, después de unos días, descubra que no está fabricado en Italia. Estamos a salvo. Defendimos nuestros puestos de trabajo. La mayor parte está hecha.

Los verdaderos comediantes, como sabemos, son los involuntarios. Pero entonces, si se aplica la regla del nombre, el alcalde de Junior (un municipio de los Estados Unidos de América, situado en el estado de Virginia Occidental, en el condado de Barbour) pronto debería alzarse y pedir a Alfa que cambie su nombre. Y luego sería el turno de Ford Capri, Opel Monza, Nissan Murano, KGM Tivoli, Kia Sorento, Chevrolet Malibu, Kia Rio, Hyundai Santa Fe y Tucson. La lista es muy larga, infinita.

Está claro que para evitar problemas a partir de ahora los coches sólo deben llamarse con siglas o nombres imaginarios. Pero no de los animales porque, es obvio, que algunas bestias están claramente identificadas con zonas geográficas precisas. Y Xiaomi en este punto podría tomarse una buena revancha, cuestionando el hecho de que su Panda da nombre a una máquina que no se fabrica en China sino en Pomigliano d’Arco, en Campania. Los consumidores chinos también deben defender sus derechos.

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