“Qué bonito es viajar por Europa con mi coche matriculado Bfc 1909”

“Qué bonito es viajar por Europa con mi coche matriculado Bfc 1909”
“Qué bonito es viajar por Europa con mi coche matriculado Bfc 1909”

“No veo la hora de seguir al Bolonia en Europa. La Liga de Campeones sería lo mejor, ¡pero lo mejor es ya llevar mi coche matriculado en el BFC!”.

Para comprender el significado de esta historia, es necesario leer la placa en su totalidad: BFC1909. Sí, así es, la fe impresa en una placa. El que todos los aficionados a los rossoblù querrían para su coche, pero que por ley en Italia no se puede elegir. Tommaso Matti, de Bolonia, presidente del recién creado club ‘Berlino Rossoblù’, pasó meses buscando en la oficina alemana de vehículos civiles la combinación perfecta de números y letras que pudiera plasmar su pasión por los colores en blanco y negro, en la forma de una matrícula Rojo Azul. Y finalmente lo encontró. Tommaso tiene 42 años, creció entre Corticella y Monteveglio con una sólida pasión por Bolonia y sus iconos.

“Mi padre me llevó al estadio, mis primeros recuerdos están relacionados con el Bolonia de Maifredi y el legendario Villa – dice por teléfono desde Berlín –. Luego llegó Andersson y con Kennet fue el amor verdadero”.

En 2014 dio el gran salto, que se tradujo en las ganas de competir con una experiencia en el extranjero. Después de vagar durante un año, eligió Berlín, donde se mudó a una casa con Elena (entretanto nació la pequeña Suomi) y donde encontró la codiciada placa.

“La primera letra es la B que tienen todos los berlineses – explica –. Me llevó un poco más de tiempo dedicarme a las otras partes de mi pasión”.

Ni siquiera tanto: hace nueve años ya viajaba en un Punto con matrícula BFC1909, luego se pasó a un Audi. El Audi de los deseos, cada vez que Tommaso pone un pie bajo las Dos Torres.

“Cuando lo ven por la calle, mucha gente pide hacerle una foto: a mi pesar, mi Audi se ha convertido en objeto de veneración”, bromea, pero no demasiado. Pero el verdadero objeto de veneración sigue siendo Bolonia, en lo más alto de sus pensamientos desde que Tommaso tenía un abono en la Curva Bulgarelli. Por eso, cuando mi compañera Elena (“ella es de Cagliari y está ligada a esos colores, pero también la hice fan del Bolonia”) en el grupo de Facebook ‘Italianos en Berlín’ en agosto leyó el post de Giacomo preguntando quién estaba interesado en Al ver inmediatamente el Bolonia-Milán, el tom tam se puso en marcha.

Tommaso escribió a Giacomo, también boloñés trasladado a Berlín, y de allí llegamos a Daniele y Elvis (un veneciano muy aficionado al Bolonia), los otros dos miembros de la mini sociedad que desde hace algunas semanas está regularmente asociada a el Centro de Clubes de Bolonia. Elena también tiene la tarjeta, al igual que la pequeña Suomi y el pequeño Matias, el hijo de Daniele. “Somos pocos y feroces, pero pretendemos crecer”, promete Tommaso, que el sábado estará en Nápoles, en el sector invitado de Maradona, con Daniele, Elvis y Giacomo.

Evidentemente viajarán en avión, dejando el Audi de sus sueños en el garaje. “La esperanza es poder utilizarlo en los viajes de los rossoblù a la Liga de Campeones – suspira Tommaso –. Múnich, Leverkusen y Stuttgart están lejos, Leipzig no. Y sería mejor poder ir allí con eso. lámina…”.

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