En vísperas de las elecciones europeas, los obispos de Sicilia lanzan un llamamiento a los ciudadanos, y especialmente a los jóvenes, “para que no se dejen seducir por los peligrosos cantos de sirena del pesimismo, la resignación, el derrotismo y se abstengan de votar”. Para los obispos, el abstencionismo puede convertirse en “un paso silencioso que nos aleje del sueño de una Europa que dé aliento a la historia afirmando los auténticos derechos humanos”. Un derecho, el derecho de voto, que se convierte así casi en un deber para los ciudadanos de Sicilia, una isla “todavía llamada a ser plataforma de paz y de integración en una Europa unida para los numerosos pueblos del Mediterráneo que buscan la salvación y trabajan en Europa”. Junto a la invitación a votar existe también la necesidad de crear “espacios compartidos de encuentro y diálogo” para un voto informado que debe tener como objetivo “construir el bien común”. La esperanza de los obispos es que “el Parlamento Europeo pueda ser esa institución con el potencial necesario para abordar y resolver las numerosas cuestiones generadas por las numerosas transformaciones de época”.
