Palazzo Masdoni, la maravilla redescubierta

La visita guiada al Palacio Masdoni organizada por Ennio Ferrarini, presidente de la asociación Amici dell’Omozzoli Parisetti y dirigida por el arquitecto Paolo Bedogni, responsable de la larga operación de restauración de la que reveló algunos detalles, fue un regalo ofrecido a la ciudad, que con suerte (digámoslo de inmediato) se puede replicar. La experiencia de descubrir una de las casas históricas más fascinantes de Reggio Emilia no sólo valió la pena, gracias a la disponibilidad de la familia Bertolani que nos abrió las puertas y nos confió un guía autorizado, sino que resultó sorprendente tanto para quienes Visitaban el palacio y habían entrado en otras ocasiones y tanto para quienes lo exploraban por primera vez.

Durante la visita a lo que se considera el mejor testimonio de una residencia patricia en Reggio Emilia y de una residencia de valor histórico-artístico regional, fue posible admirar la majestuosidad reflejada en la complejidad arquitectónica del edificio de tres patios, ubicado entre via Toschi y vía San Filippo, y conocer la historia de sus residentes, antes de llegar a una época reciente, cuando fue la sede del PCI de Reggio Emilia (1954-1991).

El edificio, visitado desde el interior hasta el espléndido gran patio, fue construido en el siglo XVIII, incorporando una estructura del siglo XV, diseñada por el arquitecto de Reggio Emilia Gian Maria Ferraroni, autor de importantes intervenciones, entre ellas el Palacio Ducal de Rivalta.

La sucesión en la propiedad fue de los Toschi en 1796 y luego de los Rocca-Saporiti en el siglo XIX. A principios del siglo XX, el palacio fue restaurado por el arquitecto Edoardo Collamarini, responsable de las obras de la fachada de via Toschi. Pero es al caminar por sus estancias que se capta la maravilla de la casa y el asombroso juego de perspectivas que se crea entre las estructuras portantes y los espacios en los que se refractan la luz y las sombras naturales.

“Contempla la escalera monumental adornada con estucos y estatuas, obras de Antonio Schiassi, y prepárate para dejarte sorprender y engañar por las ilusiones ópticas de la Sala de Música – explica Bedogni – adornada con una decoración de perspectivas, telamones y máscaras, atribuibles a Francisco Vellani”. La sala de música, cuya visita estuvo amenizada por la interpretación del Trío ópera 8 andante de Beethoven a cargo de Elisa Zannoni, violín, Giorgia Simonazzi, viola, y Emanuele Bani, violonchelo, del Conservatorio Peri-Merulo, fue el plus de la visita, coronada por las rosas de mayo florecen en el patio, coronadas por un Trompe l’Oeil.

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