TÉRAMO. Disputados, explotados, dañados por adultos que no siempre pueden ser padres. La actualidad judicial cuenta otra historia de menores que necesitan ser protegidos.
El punto de partida es la denuncia de una mujer de Teramo que acusa a su pareja de palizas y violencia psicológica que también se produjeron delante de sus dos hijos pequeños. Cinco días después retira la denuncia y se retracta de las acusaciones, precisando que tanto ella como su cónyuge son muy celosos y por eso discuten a menudo. Pero esta vez excluye las actitudes violentas por parte del hombre. La fiscalía de Teramo informa del caso a la oficina de menores y el tribunal de menores suspende la responsabilidad parental de ambos progenitores. Al padre, acusado de malos tratos en presencia de sus hijos pequeños; a la madre considerada poco fiable en la protección de menores. Los pequeños permanecen con su madre pero están confiados a los servicios sociales del municipio de residencia y se les ha designado un tutor. No solo. Se ordenó sacar al hombre del domicilio familiar con prohibición de acercarse a los lugares frecuentados por su esposa e hijos, desde las escuelas hasta las casas de sus abuelos. Esto es lo que escribe el juez en la disposición. Cecilia Angrisano, presidente del tribunal de menores de L’Aquila: «Los menores parecen estar expuestos bien a la conducta agresiva del hombre, llevada a cabo con gran frecuencia y de manera que ciertamente asusta a los niños, bien a los arrebatos malhumorados y verbales de ambos padres que los involucran inapropiadamente en escenas de celos y decisiones que corresponden únicamente a los adultos. En ambos casos, hay que dudar mucho de la capacidad de ambos padres para ejercer correctamente su papel y los menores ciertamente experimentan una condición altamente perjudicial”.
Porque la mirada de un niño nunca es indiferente a lo que sucede entre los padres. Especialmente cuando son testigos de malos tratos de cualquier naturaleza. Para los psicólogos se trata de “violencia asistida”, mientras que para el código penal es una agravante. En la primera denuncia, que luego fue retirada, la mujer había acusado al hombre de consumir cocaína, de haberla golpeado varias veces, de haberla insultado delante del colegio de sus hijos, de haberla agredido mientras iba en el coche con un de sus hijos y de haberla perseguido mientras iba en el coche con los niños. Agregando que también fue atacada frente a la casa donde se había ido a vivir con sus hijos luego de dejar a su pareja. Los cargos se retractaron cinco días después.
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