L’Aquila, siempre es Banegas Notaresco el que cae en el derbi – Sport

L’Aquila, siempre es Banegas Notaresco el que cae en el derbi – Sport
L’Aquila, siempre es Banegas Notaresco el que cae en el derbi – Sport

EL ÁGUILA. L’Aquila cierra la temporada regular con un derbi ganado en el Gran Sasso gracias a un gol de Banegas desde la cinemateca. Enfrente, un Notaresco falto de estímulos pero lejos de ceder. Con Campobasso ya de fiesta y con la vista puesta en el play-off del próximo domingo contra la Roma City, Roberto Cappellacci confirma el ya probado 3-4-3 pero rediseña el equipo optando por Pisciotta, Costa Ferreira y Alessandro desde el primer minuto. En cambio me fijé en el campo con el más clásico del 4-4-2, con Scipioni y Carnevali como terminales ofensivos y Belloni actuando detrás de ellos. El partido empezó fuerte de inmediato, con Di Santo disparando por encima de un centro de Mantini en el minuto 7. Sólo pasan tres minutos y Banegas sube al escenario: una serpentina en el estrecho para evadir la intervención de tres adversarios formados por alfileres y para el Pocho es un juego de niños depositar detrás de Calore el gol número 17 de este año, récord personal del argentino. . Sin embargo, en el minuto 25, Notaresco se sacude el balón, calentando los guantes de Michielin dos veces en un minuto, primero con Marrancone y luego con Ferri. Al final de la primera parte lo intentan Forcini y Tringali, con Michielin siempre atento.
La segunda parte comienza con los invitados nuevamente por delante. Esta vez es Scipioni quien lo intenta con una asistencia de D’Aloia, encontrando de nuevo la forma de Michielin. Scipioni que poco después adivina la trayectoria correcta que Michielin no puede alcanzar, pero su conclusión da en el poste. En la final, sin embargo, L’Aquila vuelve a verse las caras y estuvo a punto de duplicar el marcador con el recién presentado Angiulli, autor de dos tiros venenosos, el primero rechazado por el portero y el segundo rematando desviado con Calore vencido. En la recuperación también habría gloria para Persiani, que recientemente reemplazó a Alessandro, cuyo disparo diagonal se fue desviado del poste. Luego el pitido final y el aplauso de los 3.500 aficionados para un equipo recién ascendido capaz de cerrar el campeonato a -2 de la cima. Ahora los playoffs en la mira.
La película de la temporada. Se mire como se mire, todo lo relacionado con la temporada 2023/24 de L’Aquila es todo menos banal. Y es precisamente rebobinando la cinta que nos damos cuenta de cuánto los rossoblù regalaron a sus aficionados un campeonato que siempre valió el precio de la entrada, aunque sólo fuera por el vaivén de fuertes emociones que marcaron su ritmo. Empezando por el derbi de Chieti en la segunda vuelta del campeonato, bien jugado pero perdido por un sensacional gol de mano, pero compensado por los jugados luego contra Avezzano, decididos en cambio por un gol en propia puerta y un gol del ex jugador, con L’ Aquila que los ganó a ambos como no había sucedido en cuarenta años. O los seis puntos obtenidos contra el líder Campobasso, tres de los cuales fueron remontadas en su propio campo, pero compensados ​​por el único punto conseguido este año ante el Real Monterotondo, matemáticamente seguro desde hace ocho jornadas. Pero también las dos tortillas fotocopiadas de los porteros a principios de año, así como la mejor defensa del campeonato al final, con un Cappellacci que nunca está contento en la rueda de prensa, aunque el equipo siga ganando. La cara corta, el ataque estéril, L’Aquila nunca fue capaz de ganar por más de dos goles, para luego conceder tres a Termoli en el partido de ida, todos en la segunda parte, después de una primera parte que terminó con dos goles menos.
Los cambios. Luego, la revolución interna, casi un tsunami, anunciada por la repentina destitución de Epifani en el noveno del campeonato tras una victoria en Fano, seguida poco después por la despedida de Galesio. En el medio, el regreso de Cappellacci al banquillo y una nueva identidad de juego. De ahí las numerosas llegadas a todos los departamentos y a todos los niveles, incluido el meteórico Sacchetti, director deportivo durante dos semanas antes de su sustitución por Perotti. La plaza, sin embargo, se vuelve más compacta, con Banegas que va solo y resuelve los partidos más complicados prendiendo fuego al Gran Sasso, para luego empujarse con Cappellacci tras una sustitución mal digerida con Tívoli, y el técnico tortoretano que cierra la asunto al final del partido con: «Banegas es mi alumno». Y de nuevo el crowdfunding, el proyecto del estadio, el miedo a que Ouali sufra un accidente de coche y los enfrentamientos entre aficionados al final de L’Aquila-Sora. Mientras tanto, Campobasso se escapa, luego frena, o más bien frena, con L’Aquila quitándole seis puntos de los ocho que dividían a los dos equipos a falta de tres y la ilusión que a esa altura ya no perdona a nadie. Hasta el remate de cabeza de Del Pinto hace dos domingos en Termoli que acabó más allá del palo, donde los sueños de todos los jugadores de L’Aquila se hicieron añicos, quizás la instantánea más elocuente de toda la temporada rossoblù encerrada en un único gesto técnico: desde los aplausos hasta al mismo tiempo manos en el pelo por la gran oportunidad perdida.
Tommaso De Benedictis
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