Cuidando las relaciones, la nueva columna de Legnanonews

Queridos lectores,

con este artículo el nueva columna Cuidar las relaciones.

Se trata de un espacio y de un tiempo de encuentro entre padres, educadores, jóvenes, abuelos y cualquiera que quiera abrirse a la discusión con el otro ayudando a estimular la inteligencia emocionalun hilo precioso que nos permite tejer nuevas estrategias para comprendernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean para imaginar nuevas visiones de la red de relaciones que nos habitan y dan forma a nuestro camino. La columna tendrá cadencia. quincenal y pretende convertirse en un lugar de diálogo entre ciudadanos, de vez en cuando se propondrán los temas sugeridos por vuestras ideas e historias. Le invitamos cordialmente a escribir a [email protected] pagejem proponer temas, contarnos eventos y compartir dudas.

CURAR

En cada “encuentro” nos dejaremos una canción que nos ayude a reflexionar más allá de las palabras escritas o pensadas. En este primer encuentro Me gustaría centrarme en el verbo principal de nuestra columna, curar, y para ello te contaré una historia.

Costa frente al océano, domingo por la noche. Caminan muchas personas de diferentes etnias y costumbres. El sol se pone y el pavimento desprende un calor potente. El gris del cielo del océano se posa lentamente sobre el agua, llevándose consigo los últimos reflejos de un día soleado. En cierto momento, un padre y una niña se destacan entre la gente serena sobre sus patinetas. La pequeña no tiene más de 3 años y viste una falda de tul rosa. Los dos patines continúan paralelos ante mis ojos: el padre arrodillado sobre su patín es un poco más alto que ella, tiene el brazo extendido y coloca la mano abierta sobre la espalda de la pequeña cubriéndola por completo. La pequeña mira fijamente el camino, el padre compensa cualquier incertidumbre de la pequeña con sus dedos y su voz susurra palabras desconocidas. Mis ojos no los pierden de vista el mayor tiempo posible, al cabo de un rato regresan y se vuelven a ir.

¿Cómo se sintió esa niña? Pienso muy bien o, mejor dicho, muy fuerte. Repitió el ejercicio con toda la elegancia de una princesa y la tenacidad de una guerrera. En realidad no tenía nada que temer: su padre la apoyaba con mano segura y mirada decidida. En ese fragmento de la vida de aquella familia se produjo un momento mágico de cuidado, que fue mucho más allá del deporte o el entretenimiento. El cuidado que nos dedicamos en este espacio quiere ser así, más que hacer, o leer o, mejor aún, todo esto más. la magia de la lentitud del tiempo.

Voy al final de la historia. Después de media docena de ejercicios con el patín, desde lejos se puede ver al padre con su pequeña hija en brazos, boca abajo y con los brazos extendidos. La pequeña volaba hacia los brazos de su padre quien se deslizaba por la acera con su patineta. Estaba radiante. Que son hermosas.

Simone Cristicchi “Cuídame”

“¿Te imaginas si empezáramos a volar
Entre las montañas y el mar
Dime donde te gustaría ir
Abrázame si tengo miedo de caer
Que estemos equilibrados en la palabra juntos”

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