«Levantarse a las 4 y a las 5 en el coche para ir a enseñar: los alquileres son demasiado caros, la gasolina cuesta menos», esta es la historia de Ivano Apisa.
Todo es culpa de los altos alquileres.
Ivano Apisa, profesor de 49 años originario de Caserta pero residente en la provincia de Venecia, consiguió un trabajo en el instituto integral Zardini de Cortina d’Ampezzo, a partir de ahí comenzó su pesadilla. Despierta a las cuatro de la mañana, un café rápido, libros y exámenes en el bolso y el navegador marcando 280 km por recorrer cada mañana. El profesor lleva unos veinte años enseñando en escuelas de la provincia de Venecia, entre un trabajo suplente y otro. En octubre de 2023, feliz por haber obtenido su propia cátedra, se vio obligado a afrontar esta trágica situación. “No tenía otra opción: alquilar un apartamento habría supuesto gastar entre 1.200 y 1.500 euros más que el salario de un profesor”, explica Ivano.
Cinco horas en coche al día
El profesor vivía en marcon, en la provincia de Venecia, al principio no fue fácil encontrar alojamiento cerca de la escuela. Los precios de los apartamentos y de las habitaciones eran demasiado elevados para un profesor que gana 1.650 euros al mes. Así que, mientras esperaba encontrar alojamiento, la única solución era viajar cinco horas por autopista. «Un gasto nada despreciable, por supuesto, pero aún menos exigente que el dinero que habría tenido que desembolsar para quedarme en la montaña.».
Después de un mes, la solución.
Después de un mes de viaje, en diciembre Ivano logró encontrar alojamiento, instalándose en una habitación de un apartamento en Calalzo, en la provincia de Belluno. El nuevo alojamiento de Ivano está a 45 minutos de la escuela, pero lamentablemente no es permanente. “Tendré que irme antes del 15 de junio, porque entonces llegarán los turistas”. El caso de Ivano no es un caso aislado, de hecho el profesor afirmó: «En comparación con otras categorías, los profesores no tenemos ninguna concesión en el alquiler de alojamiento. Desde hace tiempo se nos equipara a la administración pública como a los militares, pero al menos tienen un cuartel donde dormir. Además, quienes antes trabajaban en zonas desfavorecidas, como pequeñas islas o montañas, ganaban más.” Un problema que el profesor Apisa también podría encontrar el año que viene: «Volvería a Marcon, pero sería triste dejar a mis alumnos. Me respetan, les he cogido cariño: dar continuidad a la enseñanza es fundamental para el crecimiento de los niños.”
