Los efectos de la directiva europea “Casas verdes” en la zona de Cuneo

Los efectos de la directiva europea “Casas verdes” en la zona de Cuneo
Los efectos de la directiva europea “Casas verdes” en la zona de Cuneo

El 2 de agosto de 2023 se habían consumido globalmente todos los recursos esperados del planeta para ese año. Es lo que se llama el Día del Overshoot, es decir, el Día de la sobreexplotación de la Tierra, que se repite cada año desde 1971, demostrando la urgencia de luchar contra el actual cambio climático. Una de las formas en que esto se está haciendo es a través de normas europeas que buscan revertir la tendencia. Un ejemplo reciente es la directiva “Case Green” (Directiva sobre eficiencia energética de los edificios), que forma parte del paquete “Fit for 55”, un conjunto de propuestas destinadas a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030. La directiva establece unos objetivos a corto plazo y otros más exigentes a largo plazo, interviniendo tanto en edificios existentes como en construcciones nuevas.

“Desde hace varios años adoptamos criterios de construcción que reducen el impacto de los gases que alteran el clima, tanto a nivel de gestión empresarial como de los sistemas de producción”, explica Mauro Sarotto, director general del Grupo Sarotto, una empresa de Cuneo especializada en la construcción sostenible. Estas políticas van en la dirección de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050, lo que “prevé la compensación de emisiones teniendo en cuenta todo el proceso, desde los materiales utilizados en la construcción hasta su eliminación final”. Aunque nos faltan algunos años, es un objetivo importante porque cuando se produce un producto, sea el que sea, se utiliza energía”.

Los objetivos fijados por Europa demuestran que existe una mayor conciencia sobre los problemas relacionados con el cambio climático que hace unos años. “El cambio climático – afirma Sarotto – no se trata sólo de que el clima se vuelva loco, alternando inundaciones con períodos de gran sequía, sino que implica una serie de implicaciones sociales ligadas a personas que ya no pueden vivir y cultivar en un lugar determinado y que están por lo tanto obligado a moverse. Creo que tener estrategias para intentar reducir los impactos ambientales es algo necesario”.

En la zona de Cuneo ya existen desde hace algunos años ejemplos que van en la dirección correcta. El grupo Sarotto ha diseñado, en colaboración con el Politécnico de Turín, el “Ricecycling wall”, que es un muro prefabricado completamente natural. Está compuesto por minerales naturales con contenido reciclado y de bajo impacto ambiental, en particular cascarilla de arroz, es decir, cascarilla de arroz, un elemento natural, de desecho, de fácil disponibilidad, que no se pudre y no puede ser atacado por insectos. “Al final de su vida – explica Mauro Sarotto – se puede desechar porque no es de origen sintético. Es un ejemplo de proyecto que tiende hacia los objetivos de 2050, que incluyen edificios de impacto cero”.

En este proceso, según el CEO, el superbonus supuso un estímulo importante, aunque para ser óptimo debería haberse gestionado de otra manera. “Los impactos económicos han sido muy graves. Además, esta ayuda debería haberse basado en el ISEE y en los ingresos para ayudar a los sectores de la población más necesitados.”

La directiva europea se aplica a una situación, la italiana, que es problemática. Según datos de la Agencia Nacional de Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sostenible (ENEA), casi el 52% de los edificios que cuentan con certificado de eficiencia energética (APE) entran en las clases energéticas más bajas (F y G). El problema ya había sido planteado en los últimos días por Confartigianato, que, al describir la situación, también denunció la dificultad de aplicar la legislación porque muchos ciudadanos carecen de recursos económicos para renovar sus activos inmobiliarios.

Según Sarotto, la situación en Piamonte y en la provincia de Granda no es muy diferente de la de Italia. Incluso en nuestra zona muchas casas son antiguas y, por tanto, consumen mucha energía. “La imagen de la zona de Cuneo es un poco como un espejo de toda la nación. Los nuevos edificios tienen desde hace años la obligación de respetar determinadas prestaciones, pero entre los edificios existentes sólo unos pocos se han hecho más eficientes con bonificaciones, los demás son antiguos”.

La directiva europea trae consigo una serie de consecuencias para quienes no hacen que sus hogares sean más ecológicos. “Las propiedades con mala clase energética se depreciarán y quienes quieran vender o alquilar su casa tendrán que intervenir para hacerla más sostenible”. Un cambio que afectará, por tanto, a la vida de todas aquellas personas que residen o poseen edificios que no son de reciente construcción. Lo cierto, concluye Mauro Sarotto, es que “debemos alcanzar niveles de producción-consumo en los que se alcance el equilibrio. Sólo hay una Tierra, podemos consumir lo que esté disponible hasta cierto punto. No hay recursos ilimitados en un planeta y poco a poco todos nos vamos dando cuenta de ello.”

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