Han pasado treinta años desde el trágico Gran Premio de Imola de 1994, donde perdió la vida una leyenda de la Fórmula 1, el brasileño Ayrton Senna. El día anterior, el austriaco Roland Ratzenberger había perdido la vida durante la clasificación.
Trágicos acontecimientos que marcaron la historia del automovilismo y cambiaron el concepto mismo de la Fórmula 1, donde ya no se aceptaba la idea de arriesgar la vida en cada carrera.
Contado entre los mayores campeones de todos los tiempos, Ayrton Senna corría por sus venas sangre siciliana. El piloto, de hecho, tenía orígenes lejanos de Agrigento, precisamente de Siculiana.
El 4 de mayo, el alcalde de Siculiana, Giuseppe Zscopio, conferirá la ciudadanía honoraria a Senna, tomando contacto con la fundación Senna, creada por su hermana Viviane y ahora dirigida por sus sobrinos Bruno y Bianca, que estarán presentes en el evento.
La propuesta, con una resolución del consejo aprobada el mes pasado, incluye al principio una frase del gran defensor con un corazón igualmente grande: “Los ricos no pueden vivir en una isla rodeada por un océano de pobreza. Todos respiramos el mismo aire. Necesitamos darles a todos una oportunidad”.
Prensa
