De Messina a Zungri, la odisea de las “vacas sagradas” robadas dos veces y acabó en manos de Peppone Accorinti

De Messina a Zungri, la odisea de las “vacas sagradas” robadas dos veces y acabó en manos de Peppone Accorinti
De Messina a Zungri, la odisea de las “vacas sagradas” robadas dos veces y acabó en manos de Peppone Accorinti

VIBO VALENCIA Primero el robo al criador de Messina, luego el bloqueo policial, luego el nuevo “arrebato” para los jueces atribuible al jefe de Zungri, Peppone Accorinti. Es la curiosa odisea de unas reses, contada entre los motivos de Rinascita Scott para la sentencia abreviada de Pantaleone Nicolino Mazzeo, se cree que es socio del club Zungri y, en este caso, partícipe del robo de las “vacas sagradas”. Para él el Tribunal de Apelación de Catanzaro confirmó la sentencia de 14 años, rechazando el recurso de los defensores. Entre los cargos, ostenta el dedicado a la asociación mafiosa. Para los jueces Mazzeo puede ser considerado «entre los afiliados históricos de la banda Accorinti de Zungri», como lo demuestra el hecho de que fue víctima de algunas emboscadas y tiroteos durante el período de enemistad contra la familia Soriano. Mazzeo también habría participado en un robo de ganado tras la intervención de la policía.

Las vacas sagradas y la denuncia en 2016

La práctica de las vacas sagradas para imponer el poder y apropiarse de la tierra está ahora consolidada entre la ‘Ndrangheta. Un fenómeno especialmente relevante en Zungri, en la zona de Vibonese, donde el presunto jefe Peppone Accorinti incluso se divertía, según afirmó el testigo de la justicia. Elizabeth Melana, ver ganado deambulando por tierras ajenas. “Se ríe cuando se entera de los daños”, dijo a los investigadores. Pero, en este contexto, también hay quienes han intentado denunciar. Este es el caso de un agricultor que en 2016 solicitó la intervención de la ASP y de la policía tras el hallazgo de ganado en un terreno de su propiedad. Tras los controles, las autoridades lograron localizar al propietario original: un criador de Messina que había denunciado su pérdida o, como precisaron los jueces del Tribunal Supremo que habían llevado el caso en la fase cautelar «más precisamente el hurto, considerando la notoria incapacidad del ganado para cruzar el Estrecho de forma independiente y nadando».

La reconstrucción del robo

Es el Tribunal Supremo, al atender el pedido de los defensores en la fase cautelar de considerar “inexistente” la causa penal (luego admitido), el que intenta reconstruir la odisea del ganado. Robado por primera vez al criador de Messina, estos habrían llegado a Zungri de la mano de Peppone Accorinti. Luego de que el ganadero informara a la ASP, el ganado quedó bajo custodia del ganadero, sin poder regresar a su legítimo dueño por falta de controles sanitarios. Precisamente esta noticia habría puesto “en fibrilación, en primer lugar, a los miembros de la familia” de Peppone Accorinti. De ahí la idea de un nuevo robo: Era el 8 de noviembre de 2016 cuando el ganadero denunció la desaparición del ganado que tenía atado en su terreno. «Es importante subrayar – escriben los jueces en la apelación – cómo se supo que el ganado, después del robo, fue llevado directamente al interior del “Pagliaio”» de propiedad de Pantaleone Nicolino Mazzeo.

Dos posiciones diferentes de los jueces.

Sobre el caso del ganado “robado”, los jueces de apelación y del Tribunal Supremo se expresaron dos veces de manera diferente. En particular, los “armiños” creían que no existían “condiciones objetivas para el delito de hurto”. Faltaría precisamente el “despojo”: el ganado ya había sido robado «en un momento no especificado» al criador de Messina, por lo que el segundo robo sería «un post factum criminalmente irrelevante» en comparación con el primero. Una vez que Peppone Accorinti tomó posesión, al no haber nuevo propietario, no habría habido un segundo robo. Conclusión no compartida por los jueces del Tribunal de Apelación que, ante la intervención de las autoridades civiles y la restricción sanitaria impuesta por la ASP, “la posesión de Accorinti fue interrumpida” aunque sólo sea por dos días. La reapropiación, que aparentemente se produjo gracias a la ayuda de Nicolino Mazzeo y sus asociados, según los jueces de apelación «integraba el delito de hurto, ya que Accorinti no era el legítimo propietario». En definitiva, un auténtico “robo dentro del robo” que desembocó en la condena de 14 años a Pantaleone Nicolino Mazzeo. (Ma.Ru.)

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