bromea sobre ello en Il Tirreno

CÉSPED. Aquellos carteles de 3×6 con la cara de Claudiu Stanasel junto al eslogan “Son di Prato” fueron evidentemente una tentación demasiado fuerte para algunos. Así, durante la campaña electoral del concejal de origen rumano de la Liga Norte, nació una pequeña canción de autor anónimo que circuló en los chats de simpatizantes de izquierda y finalmente llegó a oídos del interesado. Lo cual, a decir verdad, se lo tomó con mucha deportividad. «Pueden ocurrir bromas, burlas e incluso burlas fuertes – dice Stanasel – Como esto no conduce a violencia física y no impide que los demás hablen, no entiendo por qué debería enojarme. Lo que es seguro es que si una canción como ésta, sobre un candidato de origen extranjero, circulara en los grupos de Whatsapp de la Liga, hoy toda Italia leería sobre racismo y algún solista políticamente correcto se erigiría en un censor decidido”.

Sí, porque la letra de la cancioncita con notas de una orquesta de cuerdas se desliza un poco hacia lo políticamente incorrecto, si no directamente, hacia el racismo. «Claudiu Stanasel, dios, país y botella (al estilo Ibrahimovic, por así decirlo) – canta un tenor – Claudiu Stanasel, balcánico con corazón italiano, es un auténtico pratense, quiere ser respetado, rompe botellas y mete el bicho abajo. Cantuccini y vodka, adiós Ceaușescu. Mortadela de Bucarest”.

Incluso el secretario de la Liga de Prato y líder saliente del grupo en el ayuntamiento, Daniele Spada, bromea al respecto. A quienes señalan que también en la derecha hay gente que a menudo se lo toma mal, Spada responde con ironía: «Se ve que Italia es grande y no todos son de Prato como Claudiu. Ser de Prato también es esto: bromear mucho, reírse de ello y venir del otro lado del mundo”.

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