Universidad, en Italia sigue existiendo un “techo de cristal” granítico: Bérgamo incluida

Bérgamo. En las universidades italianas la situación no es la más halagüeña, con un fenómeno innegable de techo de cristal (“techo de cristal”) para frenar el ascenso de las mujeres a altos cargos en las comunidades académicas: elUniversidad de Bérgamo se encuentra al menos en parte fuera de esta “jaula”, una demostración tangible del dinamismo que caracteriza a la joven universidad Orobic.

El pasado jueves 18 de abril Marina Brambilla fue elegido rector de laUniversidad de Milán. Se trata del tercer nombramiento para este importante cargo en las universidades de la capital milanesa desde entonces. Giovanna Iannantuoni (rector de la Universidad de Bicocca desde 2019) e Donatella Sciuto (rector del Politécnico de Milán desde 2023). A pesar de este trío de designaciones, una relación Anvur – la Agencia Nacional para la Evaluación del Sistema Universitario y de la Investigación – denominada “Enfoque en el equilibrio de género en el mundo académico” señala que, a pesar del número cada vez mayor de mujeres que se matriculan, obtienen una licenciatura y un doctorado, todavía son pocas las que pueden continuar sus carreras en instituciones académicas y alcanzar puestos de responsabilidad liderazgo. Mujeres que permanecen en las ‘zonas’ más bajas y tienen que afrontar grandes dificultades para ascender a las primeras posiciones. Es, como ya hemos dicho, el fenómeno de techo de cristal.

Sin embargo, si estrechamos la mirada con lupa y la limitamos sólo a la Universidad de Bérgamo, surge un panorama diferente al del escenario nacional.

“En Bérgamo, por muchas razones, entre ellas el hecho de que la nuestra es una universidad muy joven, no se han registrado los desequilibrios de género típicos de las universidades históricas donde existe una tradición consolidada – afirma Anna Lorenzetti, Rector Delegado para políticas de género-. Su nacimiento relativamente reciente ha llevado a la Universidad Orobic a permanecer fuera de la jaula del desequilibrio en las altas posiciones. Si es cierto que nunca hemos tenido rector, el tema de las políticas de género siempre ha estado muy presente, con un protectorado ad hoc y una delegación específica: sin duda cabe destacar en este sentido la aprobación del Plan de Igualdad de Género y del presupuesto de género, documentos que no sólo tienen como objetivo fotografiar el estado del arte sino comprender los rumbos que ha emprendido la universidad”.

Una visión confirmada también por los datos sobre los docentes que apoyan al Rector Sergio Cavalieri en la guía universitaria: yo 12 prorrectores Están divididos en 9 mujeres Y 3 hombresmientras que en el delegados el número se acerca a la paridad (11 machos Y 9 hembras). En el directores de departamento en cambio hay igualdad absoluta: 4 hombres Y 4 mujeres.

Los vicerrectores de la Universidad de Bérgamo

“Son datos que hay que leer a contraluz, la igualdad no se conforma con una dimensión numérica – recuerda Lorenzetti -. El componente femenino debe verse apoyado por la activación de políticas de género en diversos ámbitos, desde la docencia hasta la investigación, un aspecto más relevante que los números. La igualdad no se puede lograr con la elección de una rectora que, sin embargo, no da delegaciones sobre las políticas de género, una gobernanza exclusivamente femenina que no presta atención a las políticas de género no influye en la igualdad de género”.

“Los delegados del rector son opciones fiduciarias pero representan un hecho significativo: quisiera subrayar cómo en nuestra universidad se premia la capacidad de la persona independientemente del género – comenta Piera Molinelli, Vicerrector Adjunto con responsabilidad en el desarrollo del personal técnico-administrativo -. Personalmente, llevo 36 años trabajando en la Universidad de Bérgamo: las cosas han cambiado mucho a lo largo de los años, pero desde el principio recuerdo vívidamente que había muchas mujeres en puestos importantes”.

Molinelli es profesor titular y ha trabajado toda su vida en la Universidad de Bérgamo. Pero también es madre de dos hijos y abuela de cinco nietos: “Si es innegable que estamos hablando de un tema sobre el que hay que prestar mucha atención, me gustaría ir más allá de los estereotipos: tener una vida plena como mujer es posible. Tienes que ser capaz de realizar tus deseos, no creo que sea más difícil para una mujer que para un hombre cultivar una vida privada satisfactoria.”

“Ha habido mucha jurisprudencia sobre la ‘igualdad’ a lo largo de los años hasta que fue definida legalmente como una ‘tendencia a la igualdad’ – reitera Lorenzetti -. La cuestión del mérito es problemática; nunca surgió hasta que se planteó el problema de la igualdad femenina: debería ser una suposición generalizada. Quien llega a ser rector ha tenido una carrera académica de enorme calibre en la que el mérito es esencial: los argumentos que lo ponen en juego corren el riesgo de ser sesgados, como si hubiera que encontrar diferentes razones para justificar a una mujer que viene a desempeñar un papel de poder, de problema que está ligado a la ruptura de una estructura que desde hace años es monogénero”.

“El caso de Milán es importante porque rompió un techo de cristal: quizás deberíamos sorprendernos negativamente de que una universidad con grandes profesores e investigadores haya esperado cien años para elegir un rector – continúa -. El verdadero problema es que en 2024 todavía tendremos que informar de cómo una mujer ha llegado a ser rectora”.

“La universidad es muchas cosas: un organismo que ofrece actividades educativas, un organismo que realiza investigaciones, un empleador y una institución local – subraya la delegada del rector para las políticas de género -. El Plan de Igualdad de Género actúa en todos los ámbitos, intentando mejorar la calidad de los servicios a favor de la igualdad de género, por ejemplo con espacios en la universidad dedicados a la lactancia materna de las nuevas madres. Se trata de una serie de acciones de apoyo directo a todo el personal pero que también atañen a la investigación y la docencia, con la activación de cursos específicos y la creación de redes que hagan de nuestra universidad una referencia europea”.

Pero no sólo eso: la universidad también colabora con otras instituciones (por ejemplo la Municipio de Bérgamo) para combatir el lenguaje y la publicidad sexistas, intenta contribuir a la sensibilización en materia de género en la zona, forma parte de las redes antiviolencia de la zona y muestra atención a la declinación de roles y a una formación lo más inclusiva posible.

Piera Molinelli es una lingüista de renombre internacional. “El año pasado, durante la revisión del estatuto, en un momento dado tuvimos que plantearnos el problema de adaptar la redacción del título del artículo – afirma -. Se examinaron los distintos escenarios posibles: nuevos símbolos, las barras como alternativa, el asterisco o escribir siempre todas las fórmulas posibles. En la lógica de mi disciplina y con respaldo científico, surgió que algunas de las soluciones adoptadas planteaban enormes problemas para quienes padecían trastornos del neurodesarrollo. El criterio que decidimos seguir entonces fue el de comprensibilidad: las ocasiones en las que era posible sustituir estudiantes o estudiantes por comunidad estudiantil lo hicimos, exactamente como cada situación en la que era posible utilizar un término neutro. Sin embargo, en toda una serie de casos, deberá indicarse necesariamente el nombre caracterizado por el género. La eliminación de la barra diagonal llevó al uso del masculino genérico: algunos estudios de otras universidades han demostrado que es el género más fácilmente procesable como neutral, mientras que el femenino y otras formas se experimentan como concernientes sólo a algunas personas”.

“La escritura debe ser inclusiva para todos, respetando criterios de comprensibilidad que no estén vinculados únicamente a cuestiones de género – concluye -. El sexismo lingüístico no sólo está vinculado a las formas de género: podemos utilizar fácilmente estas formas y aun así mantener una actitud sexista en otras áreas. Lo cierto es que la cuestión no es sólo lingüística o al menos en mínima medida.”

En lo que respecta a situaciones de carácter contractual, la materia se rige por la ley. Sin embargo, en muchos entornos laborales asistimos al fenómeno que la sociología define como segregación horizontal o vertical (mayor presencia de mujeres en los puestos inferiores de todas las carreras, puestos menos rentables, mecanismos sociales por los que las mujeres tienden a ser empujadas hacia determinadas profesiones). “Dentro de nuestra categoría, los aumentos salariales están vinculados principalmente a la antigüedad, niveles que se desarrollan durante un período de tiempo en el que no hay disparidad de género – concluye Lorenzetti -. Por término medio, fuera de la universidad, las mujeres suelen verse favorecidas, pero no por una cuestión legal o contractual sino más bien social”.

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