Sales a correr por la mañana junto al mar, o sales a pasear con tu perro o tu amigo, y aquí apareces en la playa, rugiendo las motos derrapando sobre la arena.
Es la reunión de motociclistas acampados en el centro de conferencias por unos días, quienes se divierten derrapando sobre la arena. Autorizado por el alcalde.
Vale, llenarán los hoteles e impulsarán la economía turística, pero suponen un peligro para la seguridad de la gente que hace jogging en la playa.
2. La *Ordenanza sobre el Mar de 2024* de la Región de Abruzos recuerda que existe un *derecho de acceso peatonal a la orilla* garantizado para todos (clientes y no clientes de establecimientos de playa) y que la franja de 5 m desde la orilla debe ser libre de obstáculos para quienes caminan frente al mar. Mientras que el acceso y tránsito de cualquier tipo de vehículo por la playa está *prohibido*.
3. Si se quita un derecho reconocido a los ciudadanos a conceder un privilegio a los vehículos, tiene el deber de informar previamente a los ciudadanos con advertencias y señales que eviten el peligro. No basta con una ordenanza en el tablón de anuncios pretoriano. La playa es propiedad pública, no propiedad del alcalde. Necesitamos advertir a los ciudadanos y colocar señales. Una costumbre ausente en esta ciudad, incluso con las obras en Corso Ummberto, donde no hay ninguna indicación de dónde ir para evitar las obras.
Se envió un informe con la advertencia de restaurar los sitios a la *Autoridad Portuaria* y al *Prefecto* de Pescara, a la *Guardia Costera* y al *Alcalde* de Montesilvano.
