Como cada año, esta mañana los nostálgicos de la época fascista, una veintena de personas en total, se reunieron en el cementerio de la ciudad para recordar a Benito Mussolini, Roberto Farinacci y los caídos de la República de Salò. Protegiendo la concentración, como siempre, estuvieron policías y carabinieri que, tanto desde el exterior como desde el interior del cementerio, velaron por que todo transcurriera con la máxima seguridad.
“Soñé”, dijo Gian Alberto D’Angelo, uno de los organizadores, “ante los ataques indiscriminados contra nosotros, los fascistas, que muchas ovejas perdidas volverían al redil, pero me equivoqué. Sin embargo, con ellos o sin ellos seguiremos adelante. Estamos aquí, a pesar de las prohibiciones. Quien considere obsoletas estas conmemoraciones comete un gran error”.
La procesión de nostálgicos, equipados con banderas y coronas de laurel para ser colocadas sobre las tumbas, se trasladó primero a la tumba de Farinacci, donde se colocó una corona de laurel y se cantó el himno nacional fascista, y luego a la en memoria de los Caídos del República de Salò y los fascistas cremoneses. Aquí el grupo leyó “la oración del legionario” y saludó uno a uno a todos los compañeros con el saludo romano.
Sara Pizzorni
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