El Papa Francisco visita la Bienal de Arte de Venecia 2024

El Papa Francisco visita la Bienal de Arte de Venecia 2024
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Francisco es el primer Papa que visita la Bienal de Veneciaque este año tiene como título Extranjeros por todas partes. Es singular que sea precisamente un pontífice que haya hecho de la “ciudadanía” uno de los temas clave de su enseñanza, y desde que fue arzobispo de Buenos Aires. Escribió en un discurso muy militante en 2010: “ser ciudadanos significa estar llamados a una lucha, la lucha por pertenecer a una sociedad y a un pueblo. Dejar de ser masa de individuos para ser pueblo, para ser sociedad, para ser pueblo”.

El Papa Francisco en la Bienal de Venecia 2024. La diferencia entre “extranjeros” y “ciudadanos”

Por otra parte, el propio Francisco es el Papa que ha tenido que abordar el tema de la migración como “nodo político global”, y las múltiples formas de distanciamiento social que caracterizan nuestros tiempos, incluso en ciudades llenas de diferencias, que han llevó a formular los conceptos negativos de “anticiudad” y “no ciudadanos”. Pero también pensar que para comprender el “centro” es necesario mirarlo desde la periferia en una operación de “no coincidencia”, como diría, por ejemplo, François Jullien, que decidió comprender el logos griego a partir del Uno chino. De la misma manera, para Francisco es necesaria una mirada extrema para poder comprender el significado de la Europa del siglo XVI: el lejano Occidente (Magallanes) y el exterior Oriente (Matteo Ricci). Extremo no externo. Ahora como entonces: ser extranjero y ser ciudadano son los dos polos entre los que se establece una tensión permanente.

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La Iglesia católica y el tema del “extranjero”

Y es la misma polaridad que se encuentra en la Iglesia: por un lado está ekklesia, que convoca, convoca, reúne, agrega y genera pertenencia; por otro lado, tiene su propia “ciudadanía en el cielo”. Bergoglio escribió en 2008: “Como Abraham, que caminó como un extraño por la tierra prometida, así también nosotros caminamos cada día como extraños por nuestra propia ciudad”.

¿Cuál es la cifra para entender esta tensión? Creo que es el hecho de que “extranjero” no significa en absoluto “extranjero”, sino que posee esa “extrañeza” con un precioso valor cognitivo: el poeta jesuita Gerard Manely Hopkins, amado por Francisco, alabó a Dios por “todas las cosas contrarias, originales, extrañas, extrañas”. Hoy en día es común definirlos queer: es un camino como cualquier otro. Stranger también indica esa “extranjería” que permite pertenecer, pero no caer ni en el anonimato ni en el aburrimiento de una identidad que es siempre la misma.

“Extranjeros en todas partes”: ¿qué pensará el Papa Francisco?

¿El tema de la Bienal es un llamamiento o una observación? El ojo del espectador juzgará, visitando pabellón tras pabellón. Sin embargo, nos sitúa en una encrucijada. El riesgo, de hecho, es que la “diferencia” en la palabra extranjero se resuelva, como si las diferencias en sí mismas crearan extrañeza y alienación; como si la diferencia fuera tan irreductible que nos hiciera extraños unos para otros, encerrados en nuestras burbujas de extrañeza. La Bienal nos presenta ampliamente el tema de las diferencias, de la pluralidad, en todos los niveles (y de manera obstinadamente anticolonial). Querer resolverlos de forma aislada es peligroso. “Seamos cercanos en medio de las diferencias”preguntó Bergoglio desde Buenos Aires en 2001. En una época de nacionalismo, de identidad y de xenofobia, el desafío hoy es exactamente lo contrario de la extrañeza, por lo tanto: integración, armonía, acogida, contaminación, derecho de ciudadanía, compromiso, reconocernos todos juntos en búsqueda de un “bien común”, del que el arte es clave y profecía.

Antonio Spadaro

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