Carmelo Modica y su “Riso riso“…de Domenico Pisana

Carmelo Modica es una figura de calado e importancia en la ciudad de Modica, un intelectual de derechas (sí, de derechas, dado que los intelectuales no son sólo de izquierdas) y de personalidad vivaz, combativa, con gran capacidad crítica y siempre tendiendo a la coherencia; en definitiva, una personalidad de amplitud cultural, estimada por muchos, pero también criticada y opuesta por otros.
En este folleto, titulado “risas burladas“, el autor pone a disposición del lector siete artículos publicados en la revista mensual “Dialogo” del fallecido Piero Vernuccio y ya incluidos en “Piedras en el estanque” un libro “destinado – como escribe Carmelo Modica – a presidir los lugares de la cultura local como piedra solitaria invitada de una visión del mundo a contracorriente”.
En los siete artículos de “Arroz burlado” Carmelo Modica expresa un sentimiento de contraste, es decir, una mutación de su “habitus interior” respecto a la propia escritura de los textos: si su fase generativa tuvo sus raíces en una provocación teñida de provocaciones mezcladas con sonrisas serias y tristes, en el presente momento en el que siente, en cambio, un sentimiento de amargura basado en la constatación de que lo que en el pasado era objeto de queja ha alcanzado ahora una especie de irrecuperabilidad metabolizada, típica del presente.
Lo cierto es que la escritura de Carmelo Modica nunca ha buscado acomodos, y su hermenéutica social abarca casi cincuenta años a partir de su punto de observación ahora como concejal municipal del MSI en el período de dominación de los democristianos de Modica, ahora como autor activo en publicaciones, ensayos, artículos periodísticos, colaboraciones periodísticas, ahora también como editor, mostrando a menudo indignación hacia la mediocridad de la política. El autor pone así al lector ante siete imágenes, centradas en cuestiones y problemas de la ciudad de Modica.
El texto de apertura, Conversación paranormal con los espíritus de Corso Umberto, ofrece una mirada a las elecciones de 2002 construyendo un escenario semi-serio donde, entre otras cosas, saltan “caballos y ponis” y un “cartel gigante a la Berlusconi y Rutelli”. Al principio – escribe el autor – parecía Lilly Gruber en una de sus poses en las noticias”. La escritura también es interesante y llena de ironía. Don Calogero y el profesordonde el autor plantea, para elevar la calidad de las personas que quieren dedicarse a la política, un curso de 180 horas financiado por la Región sobre el “Perfil teórico práctico de la figura del concejal municipal”: un elemento fundamental para durante el curso se comprobará “una selección de aptitudes muy severa capaz de medir el grado de lealtad y sumisión”.
El autor logra manejar la frase. Por el bien de la ciudadaplicándolo al uso que se le hizo en la ciudad de Modica y haciendo alusión a “un político local que, a pesar de no haber logrado cruzar las fronteras del territorio municipal durante su carrera política, ha demostrado – escribe Modica – una habilidad particular al utilizar este término”.
El lenguaje de Carmelo Modica oscila entre la denuncia y la sonrisa, la verdad y la imaginación, afirmando que el político al que se dirige sabe utilizar bien la frase ‘Por el bien de la ciudad’: “a estas alturas – leemos en el texto – ya sabe pronunciar con todos los matices posibles: ahora en voz alta, ahora en susurros y, cuando es necesario, incluso con la voz temblorosa de emoción. En definitiva, como él dice: ‘Por el bien de la ciudad’, nadie dice eso. Lo dice tan bien que, por momentos, yo también le creía, y creía que él también lo creía”, observa el autor.
Otra provocación que Carmelo Modica dirige a aquellos políticos que “por el bien de la ciudad” cambian continuamente de abrigo político, instando irónicamente a desmantelar “todo sentimiento de pertenencia a un solo partido”. En este infame curso para concejales, Modica destaca que es necesario hacer comprender a todos los aspirantes a concejales que

“Por el bien de la ciudad” se puede ser Concejal ahora con la derecha, ahora con la izquierda, ahora con una lista cívica. Éste tendrá que ser un trabajo detallado, sutil y científico, capaz de hacer que términos como traidor, inconsistencia y contradicción adquieran una positividad que, desgraciadamente, lleva consigo el legado de un significado ligado a ese pensamiento ordenado y a la acción correcta que, seamos sinceros, finalmente sin vergüenza, constituyen un verdadero obstáculo para toda la política y especialmente para la nuestra”.

Para Carmelo Modica la “indignatio” es la “musa” de su escritura, la causa y la chispa que le da la necesidad de escribir y denunciar el favoritismo, el parasitismo de la administración pública, los privilegios de los hombres cercanos al poder, la cortesía y la falta de sinceridad. Su escritura, sin embargo, no conduce a la agresión ni a la ira; es más bien una invitación a sacudir las almas y despertarlas de la indiferencia, de la apatía, de la resignación, de la renuncia, provocando también una sonrisa; es un sentimiento de desprecio por la inmoralidad pública, basado en razonamientos capaces de imponerse.
Por tanto la “indignatio” de Carmelo Modica no es ofensiva ni perjudicial para la dignidad de las personas, sino que se expresa con aspectos de sátira, comedia, humor, ironía y sarcasmo, la búsqueda del ridículo y de lo paradójico, haciendo uso del derecho a la sátira. garantizado por la Constitución italiana, en particular por los artículos 21 y 33. En 2006, el Tribunal de Casación también elaboró ​​una definición jurídica de sátira: “La sátira es aquella manifestación de pensamiento, a veces del más alto nivel, que a veces tiene la tarea de de castigar costumbres riendo o indicar a la opinión pública aspectos criticables o execrables de las personas, para obtener, a través de la risa suscitada, un resultado final de carácter ético, es decir, correctivo hacia el bien”(1)
La historia que lleva el título es realmente cómica y llena de ironía. Y al octavo día… fue arrestado., donde el autor, tomando prestados los días de la creación del libro bíblico del Génesis, describe la figura de un político del municipio de Modica. Estos encajan, el segundo día“con toda su crasa ignorancia, en las comisiones de concursos para la contratación y promoción de personal”, mientras que el tercer día intenta “incluir a la Secretaría Municipal en el necesario proyecto de creación de una estructura burocrática amigable y útil” capaz de ponerse a disposición para crear un círculo virtuoso basado en un principio: “tú me das una opinión favorable y yo te doy algo”. . Y el político se dio cuenta de que estaba empezando a funcionar, no perfectamente, pero estaba en el camino correcto”.
El cuarto día el político nombra expertos, y el quinto día, pensando que “el secretario municipal, cuando no era un obstáculo era un coñazo y en todo caso un fastidio” decide crear, en lugar del secretario municipal, “la figura del ‘Director General’, un persona en la que confía, de su entorno, con sus propias ideas.” El sexto día el político da vida a “cooperativas de todo tipo”, compuestas por “clientes electores que, habiendo sido contratados por convocatoria directa y por un período determinado, no podían ni remotamente soñar con no cumplir los compromisos acordados en la secretaría del político, para el paquete de votación y el trabajo pendiente durante la campaña electoral”.
El séptimo díael político inventa la casta de la “aristocracia de los inconsistentes”, que luego reemplaza con la figura más democrática y más comprensible del “tránsfuga consistente”.
yooctavo díaFinalmente, la narración de Carmelo Modica ofrece un final entre risas y lágrimas: el político cruza la puerta del Ayuntamiento que creó a primera hora de la mañana. Era su primer día como alcalde. Recorre los pasillos en medio de sonrisas y saludos de toda su familia, ingresa a su habitación, cuando en cierto momento escucha un golpe seco en la puerta. Es el mariscal de los Carabinieri quien le dice: “Señor alcalde, es hora de irse”. Y el político pensó, intuyó, comprendió, se sonrojó, se levantó, miró el sillón… lo odió y siguió al Carabiniere”.
Este cuento de Carmelo Modica se desarrolla como una sátira dramática con escenas que se suceden en secuencias casi teatrales, donde hay un protagonista, un grupo de personajes que giran en torno a él, una sucesión de acontecimientos y un giro final.
En este folleto, la mirada de Carmelo Modica se centra también en otros acontecimientos, como el titulado “Lamentación de la placa que conmemora la masacre de Modica de 1921″ donde estigmatiza el modus operandi de “quienes, año tras año, con coronas, mítines ardientes y ceremonias más hieráticas que silencio agradecido, durante más de sesenta años han explotado, sin escrúpulos, la sangre de nueve humildes trabajadores para fines pesados”. gana en ideología y en la propia carrera política y académica”.
La fuerza de este texto reside en el hecho de que, aunque no se refiere a cosas ni a personas y sigue siendo genérico, es muy concreto y está marcado por contornos históricamente definidos que giran en la vida de la ciudad de Modica. El autor puede tener un tono brusco, escribe sin mirar a nadie a la cara, puede que no sea agradable en muchas cosas que dice y escribe, pero está claro que es un escritor que nos hace reflexionar y ofrece horizontes que llaman al cambio. .
Cualquiera que lea este libro se dará cuenta inmediatamente de que Carmelo Modica es un escritor que ve en profundidad, que “sabe y sabe” y sabiendo narra. En su narración encontramos la convergencia de diferentes géneros literarios: desde el género histórico hasta el alusivo, satírico, dialéctico, polémico, periodístico. La contaminación de estos géneros dice claramente que la intención de Carmelo Modica es siempre ofrecer al lector la descripción y la reconstrucción cronológica de hechos políticos y administrativos, económicos, sociales y culturales que han atravesado la vida de la ciudad de Modica.
El autor, indignado, consigue también hacer sonreír, critica la mediocridad y el rencor de la clase política, pero su crítica e indignación no son más que una crítica de carácter predominantemente moral, un arma de movilización y crítica del poder. Nuestro autor es un indignado que, al dedicarse al complejo análisis de las causas y condiciones que influyen en el sistema político, se enfrenta al escándalo del uso distorsionado del poder y de una cultura que lo sustenta.
La risa se burló, en definitiva, es un libro donde la risa se burla del comportamiento y de las deformaciones morales, de la degradación de las costumbres políticas, de la deshonestidad, de los privilegios, sacando a relucir dramáticamente la degradación de la vida civil; el estilo del texto es lineal, fluido, capaz de provocar un impulso interno de desaprobación ante el espectáculo del vicio que corroe lo particular y lo universal de la existencia humana, y con la esperanza, tal vez, de intentar restaurar la significado del daño a una sociedad que ha perdido conciencia de ello y hace alarde del vicio como un estilo cotidiano.

_____________________

(1) Primera Sala Penal del Tribunal de Casación, sentencia núm. 9246/2006.

Ahorrar

PREV “Les explicaré por qué Catanzaro no votará por Filippo Mancuso”
NEXT Ferrarelle está contratando en Campania: el enlace para postularse