Justicia Restaurativa, la historia de Dylan: “Ahora soy educador”

Justicia Restaurativa, la historia de Dylan: “Ahora soy educador”
Descriptive text here

CREMONA – En Cremona ya existe un mediador penalfigura dedicada a la mediación entre víctima y delincuente, dentro del equipo educativo que se ocupa de los procedimientos de libertad condicional para infractores menores. También se están equipando las cooperativas Nazareth y Cosper, protagonistas del proyecto “Entre Zenit y Nadir” en la zona de Cremona, aprovechando el impulso del proyecto nacional coordinado por el Instituto Don Calabria en colaboración con la CNCA (Coordinación Nacional de la Comunidad de acogida) – para presentar una modalidad educativa diferente, más orientada a elementos característicos de la Justicia Restaurativa, en los procesos de prueba en curso. A partir de las actuaciones ya en marcha en el ámbito que Implican un enfoque no estandarizado, sino adaptado a los niños involucrados.y que -cuando haya espacio- implique también a sus familias.

En un año, Las cooperativas cremonesas se encargaron de los cursos de prueba para 45 jóvenes.el. Un número creciente, no necesariamente un síntoma del crecimiento de los delitos juveniles, pero sí el resultado del mayor uso de este tipo de herramientas. “Los casos que llegan – comenta Lucas, educador de la Cooperativa Cosper y mediador penal- son cada vez más complejos. Nosotros, sobre la base de las disposiciones de los tribunales y en colaboración con los servicios locales, acompañamos a los niños durante el período de prueba, que puede extenderse hasta un año después del final del período de prueba. La delincuencia suele ser sólo una parte, a veces pequeña, de las dificultades de estos jóvenes. Por eso implementamos proyectos que van más allá de la cuestión legal y que, cuando es posible, también involucran a las familias.”.

En la mayoría de los casos, el delito o los delitos se concentran en un período limitado de la vida de los niños, expresión de un problema mucho más amplio. “Como equipo educativo – comenta Luca – nos damos cuenta de la gran necesidad que tienen los niños de tener a alguien que los escuche y se relacione con ellos, adultos significativos que no juzguen, pero que estén disponibles para dialogar. Por este motivo, las fases de entrevistas individuales, acompañamiento a los servicios y ante los tribunales, grupos de conversación, ayuda escolar y momentos informales siguen siendo un punto fundamental de los recorridos. Al hacerlo, trabajamos en el proyecto de crecimiento, tratando de poner pequeños ladrillos que puedan convertirse en bases sólidas para el futuro, y creamos espacios para que los niños también puedan reflexionar sobre los crímenes que han cometido”.

Este fue el caso de Dylan, 21 años de Cremona.. Habiendo fracasado más de una vez en institutos técnicos, completó su carrera profesional en Pastelería y Panadería. Apasionado siempre del deporte, lleva años practicando deportes de MMA y artes marciales mixtas. Obtuvo varios títulos, entre ellos un título mundial y uno italiano, y el título de instructor. “Me gusta todo de este deporte – nos dice -. Me siento yo mismo. Los ojos morados y las costillas rotas son parte del juego. Mi objetivo es dejar Italia y practicar MMA a tiempo completo”.

Mientras tanto, Dylan trabaja en una pastelería de la ciudad: “Ahorré dinero para mi proyecto”, explica. En su historia, corta pero intensa, hay también un camino de prueba. “Cuando todavía era menor de edad Un niño nos insultó fuertemente a mí y a mi familia en un grupo de WhatsApp. – dice -. Nunca respondí. El nuUn día lo conocí y peleamos. Me denunció. Lo denuncié”. A partir de ahí, el asunto pasó por la vía legal y Dylan le pidió al juez que le hiciera pruebas. “Soy un luchador, no un criminal – afirma -. Pedí la prueba porque mi abogado me la sugirió, pero fue una experiencia importante”. Durante seis meses, en contacto diario con la educadora, Dylan tuvo experiencias de voluntariado, capacitando también a niños que querían iniciarse en su deporte, asistió a un taller de ciclo social y vivió importantes experiencias de socialización.

“En este período – explica el educador Giorgio Coppiardi – Dylan también ha afrontado situaciones personales y familiares difíciles y siempre ha demostrado seriedad, perseverancia y un trato humano y tranquilo ante las cosas. Dylan sabe cómo ver el potencial de las personas, incluso de aquellas que tienen historias complejas”.

Al final, el Juez valoró positivamente su camino, del que salió con antecedentes penales limpios y con ganas de ser testigo y guía de otros jóvenes. “Hace tres semanas – concluye sonriendo – un chico que está siendo puesto a prueba empezó a entrenar MMA. Hay otros niños con historias difíciles que vienen al gimnasio. Incluso partiendo de lo que he experimentado, los apoyo, mejoro sus talentos para que no se distraigan con cosas equivocadas y continúen persiguiendo sus objetivos de vida. ¡Soy educador!”.

“¿El tipo con el que me peleé? -dice al final-. Si lo veo, lo saludo. Él se da vuelta, pero para mí es una historia cerrada, no le guardo rencor. Desde aquella ‘novia’ y desde que me pusieron a prueba, seguí un camino que me permitió ser quien soy hoy”.

PREV Controles extraordinarios por parte de la policía, una detención y tres denuncias
NEXT Keu: “Por el momento la Administración no tiene noticias de más sitios”