Cremona Sera – Cursos de ‘testing’ personalizados para iniciar dinámicas de Justicia Restaurativa. Dylan, 21 años: “Ahora soy educador”

Cremona Sera – Cursos de ‘testing’ personalizados para iniciar dinámicas de Justicia Restaurativa. Dylan, 21 años: “Ahora soy educador”
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En Cremona ya existe un mediador penal, figura dedicada a la mediación entre víctima y delincuente, dentro del equipo educativo que se ocupa de las pruebas a los menores que cometen delitos. El Cooperativas Nazareth y Cosper, protagonistas del proyectoEntre Zenit y Nadir’ en la zona de Cremona, también se están preparando – aprovechando el impulso del proyecto nacional coordinado por el Instituto Don Calabria en colaboración con la CNCA (Coordinación Nacional de la Comunidad de Acogida) – para introducir una modalidad educativa diferente, más orientada a los elementos que caracterizan Justicia Reparativa, en procesos de prueba en curso. A partir de las acciones ya en marcha en el ámbito que ofrecen un enfoque no estandarizado, pero adaptado a los niños afectados, y que, cuando hay espacio, involucran también a sus familias.

En un año, las cooperativas cremonesas se encargaron de los cursos de prueba de 45 niños. Un número creciente, no necesariamente un síntoma del crecimiento de los delitos juveniles, pero sí el resultado del mayor uso de este tipo de herramientas.

“Los casos que llegan – comenta Luca, educador de la Cooperativa Cosper y mediador penal – son cada vez más complejos. Nosotros, sobre la base de las disposiciones de los tribunales y en colaboración con los servicios locales, acompañamos a los niños durante el período de prueba, que puede extenderse hasta un año después del final del período de prueba. La delincuencia suele ser sólo una parte, a veces pequeña, de las dificultades de estos jóvenes. Por eso implementamos proyectos que van más allá de la cuestión legal y que, cuando es posible, también involucran a las familias”..

En la mayoría de los casos, el delito o los delitos se concentran en un período limitado de la vida de los niños, expresión de un problema mucho más amplio.

Como equipo educativo – comenta Luca – Nos damos cuenta de la gran necesidad que tienen los niños de tener a alguien que los escuche y se relacione con ellos, adultos significativos que no juzguen, pero que estén disponibles para dialogar. Por este motivo, las fases de entrevistas individuales, acompañamiento a los servicios y ante los tribunales, grupos de conversación, ayuda escolar y momentos informales siguen siendo un punto fundamental de los recorridos. Al hacerlo, trabajamos en el proyecto de crecimiento, tratando de poner pequeños ladrillos que puedan convertirse en bases sólidas para el futuro, y creamos espacios para que los niños también puedan reflexionar sobre los crímenes que han cometido”.

Fue así por Dylan, 21 años de Cremona. Habiendo fracasado más de una vez en institutos técnicos, completó su carrera profesional en Pastelería y Panadería. Apasionado siempre del deporte, lleva años practicando deportes de MMA y artes marciales mixtas. Obtuvo varios títulos, entre ellos un título mundial y uno italiano, y el título de instructor.

me gusta todo de este deporte – Dinos – Me siento yo mismo. Los ojos morados y las costillas rotas son parte del juego. Mi objetivo es dejar Italia y practicar MMA a tiempo completo”.. Mientras tanto, Dylan trabaja en una pastelería de la ciudad: “Estoy ahorrando dinero para mi proyecto”, explica. En su historia, corta pero intensa, hay también un camino de prueba.

Cuando aún era menor de edad un niño nos insultó fuertemente a mí y a mi familia en un grupo de WhatsApp – dice – Nunca respondí. Entonces, un día lo conocí y peleamos. Me denunció. Lo denuncié“A partir de ahí, el asunto pasó por la vía legal y Dylan pidió al juez libertad condicional”.Soy un luchador, no un criminal. – Él dice – Pedí la libertad condicional porque me la sugirió mi abogado, pero fue una experiencia importante“. Durante seis meses, en contacto diario con la educadora, Dylan tuvo experiencias de voluntariado, entrenando también a niños que querían iniciarse en su deporte, asistió a un taller de ciclo social y tuvo importantes experiencias de socialización.

“En este momento – explica el educador Giorgio CoppiardiDylan también ha afrontado situaciones personales y familiares difíciles y siempre ha demostrado seriedad, perseverancia y un trato humano y tranquilo ante las cosas. Dylan sabe ver el potencial de las personas, incluso de aquellas que tienen historias complejas.“.

Al final, el Juez valoró positivamente su camino, del que salió con antecedentes penales limpios y con ganas de ser testigo y guía de otros jóvenes. “Hace tres semanas – concluye sonriendo – Un niño sometido a pruebas ha comenzado a entrenar MMA. Hay otros niños con historias difíciles que vienen al gimnasio. Incluso partiendo de lo que he experimentado, los apoyo, mejoro sus talentos para que no se distraigan con cosas equivocadas y continúen persiguiendo sus objetivos de vida. ¡Soy educador!“.

“¿El tipo con el que me peleé? – dice al final – Si lo veo, lo saludo. Él se da vuelta, pero para mí es una historia cerrada, no le guardo rencor. Desde aquella ‘novia’ y desde que me pusieron a prueba, seguí un camino que me permitió ser quien soy hoy“.

Una fotografía del equipo de Cosper y Nazareth que se ocupa de los cursos de prueba (de izquierda a derecha: Alice Ardigò, educadora, Lorenza Merigo, educadora y agente de la red, Luca Fiammenghi, educador y coordinador del equipo, Simon Borchardt, educador).

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