Una ciudad más verde, más atractiva, más inclusiva y más justa. Este es mi Bari en el futuro. Sueño con una nueva temporada de concienciación civil que aproveche los éxitos alcanzados hasta ahora pero que involucre a toda la sociedad civil en una reflexión más amplia sobre el futuro y el destino de la ciudad. En los últimos veinte años la ciudad ha cambiado mucho, tanto en términos de calidad urbana como de reconocibilidad nacional e internacional, transformando su condición histórica de marginalidad adriática en un punto fuerte en el que invertir. Los principales retos que la ciudad ha podido afrontar tienen que ver con su relación con el mar. Sus 40 kilómetros de costa.
Hoy la remodelación del frente marítimo de norte a sur y el proyecto Costa Sud representan el inicio de una nueva mirada hacia el mar. Además, la reconversión de los sitios recuperados y de los antiguos cuarteles en parques y centros culturales, como Fibronit, Gasometro, Manifattura dei Tabacchi, Caserma Rossani, la valorización de su patrimonio arqueológico y arquitectónico (Piazza San Pietro, Teatro N. Piccinni, antiguo Teatro Margherita, Museo de Santa Escolástica) y un diálogo renovado con las universidades y los centros de investigación han aumentado el atractivo de nuestro territorio y han favorecido la implantación de numerosas empresas en el sector de las TI y de las tecnologías avanzadas. El cambio tangible ha generado nuevas expectativas no sólo hacia los observadores e inversores, sino que ha actuado sobre todo como un reflejo sobre los barienses, alimentando el orgullo por su ciudad.
Ahora se trata de valorizar este gran patrimonio de confianza y planificación y evitar que se disperse, ampliando el alcance de los desafíos del futuro y adaptándolos a las nuevas emergencias que afectan a Bari y a las grandes ciudades metropolitanas. Pienso en primer lugar en la cuestión climática y medioambiental. Bari tiene el mejor clima de Italia y la ventaja de tener vistas al mar. Sin embargo, también presenta una dramática falta de parques, jardines e infraestructura verde. Por ello es necesario abrir una nueva temporada que combine el uso racional del suelo y los desafíos globales del cambio climático. Bari también debe poder contribuir a salvar el planeta de la crisis climática. Un gran “Pacto por el Clima”, que incluya obras forestales urbanas, intervenciones de renaturalización y el fortalecimiento de políticas de movilidad sostenible, es el desafío que concierne a todos y requiere también el compromiso de empresas, asociaciones, universidades y escuelas y ciudadanos para diseñar la ciudad de. el futuro juntos. Desde el punto de vista cultural y económico, creo que el destino de la ciudad está en sus universidades y sus jóvenes. La ciudad cuenta con un extraordinario tejido de investigación y conocimiento. Y tiene la zona industrial más grande de la costa adriática italiana. Necesitamos poner esta riqueza en el centro del desarrollo urbano y revertir los flujos migratorios de jóvenes hacia el norte, reteniendo el talento y trabajando por el derecho al estudio, la investigación, la vivienda y la calidad del trabajo y las oportunidades. En cuanto a las desigualdades sociales aún presentes, agravadas por el Covid y la inflación, debemos trabajar prioritariamente en el derecho a la vivienda. Y luego necesitamos fortalecer los servicios en los barrios.
La forma policéntrica de Bari es una riqueza que debe valorarse reforzando los equipamientos sociales, culturales, educativos y deportivos, para satisfacer las necesidades de las mujeres, los menores y los inmigrantes. Debemos potenciar las capacidades de los Municipios en la responsabilidad social y en la orientación de las familias. Bari es única, una ciudad con mil caras pero con una sola alma, Bari tiene 320 mil ciudadanos pero un único derecho de ciudadanía porque no hay distancias que no se puedan salvar ni lágrimas que no se puedan reparar. Es en esa reparación en la que nos centraremos, para que todos se sientan parte de una única historia.
