Mattarella rinde homenaje a los mártires de Civitella

Jueves 25 de abril de 2024 – 15.02 horas

“Terrible”, “inhumano”, “planificado fríamente y realizado mediante denuncias”, contrario a todo código moral y militar: el presidente Mattarella condenó en términos muy claros la estrategia de terror que condujo a la masacre de Civitella y las masacres que ensangrentaron a Italia durante la retirada nazi, reiterando que el país pagó un precio muy alto por el enamoramiento con los mitos fascistas de hegemonía y superioridad racial, mientras el sentido de hermandad guiaba la resistencia y la liberación, haciendo del 25 de abril la celebración de la Libertad, de la paz redescubierta y de entrada en las filas de las naciones democráticas.

Junto al Presidente Mattarella también estuvieron el Presidente de la Región de Toscana, el Consejero Regional de Educación y Derechos, el Consejero Regional de Turismo y Actividades Productivas y el Presidente del Consejo Regional, numerosos concejales, alcaldes y prelados.

El Presidente de la Región comenzó su discurso leyendo la Oda a Kesserling de Piero Calamandrei, agradeció a las familias de los caídos en nombre de todos los toscanos y recordó cómo representa la presencia del Presidente Mattarella con motivo del 80° aniversario de la Liberación de Toscana. un gran honor y una señal importante.
Toscana – recordó el presidente – pagó con 1.500 víctimas inocentes, entre ellas mujeres y niños, la brutalidad de ideologías ahora derrotadas que no aceptaron rendirse. Por eso también es deber de las instituciones democráticas subrayar, aún hoy, la importancia del sentido de “Resistencia”, el deber moral de oponerse a toda forma de abuso de derechos y de revisionismo.

Los hechos de Civitella:
El 29 de junio de 1944, Civitella en Val Chiana, que durante la retirada alemana se encontraba en la retaguardia inmediata del frente a lo largo de la línea gótica, se convirtió en el escenario de una brutal masacre nazi-fascista. Pocos días después de la muerte de algunos soldados alemanes, los nazis comenzaron a reunir a los hombres y luego irrumpieron en la iglesia, donde el párroco intentó sin éxito salvar a los fieles ofreciéndose como víctima. De cinco en cinco todos los hombres, incluido el prelado, fueron asesinados y la ciudad fue incendiada, para matar incluso a los que de alguna manera habían logrado esconderse. Sumando a los mártires de Civitella los de las dos aldeas de Solaia y Cornia, donde también fueron asesinados mujeres y niños con ferocidad despiadada, y del cercano San Pancrazio, en todos 244 personas fueron masacradas.

Durante la celebración del 25 de abril junto al Presidente de la República, la actriz recordó los hechos de Civitella Octavia Piccolo, quién leyó el testimonio del obispo Luciano Giovannetti, ttestigo directo de la masacre cuando era niño, y el de viuda Corneli Bozzitestigo del asesinato a sangre fría de su marido y de tres de sus cinco hijos.

Al final Ida Balò, de 94 años, presidenta de la asociación ‘Civitella recuerda’ y superviviente de la masacre, narró lo ocurrido el 29 de junio, cuando perdió a su padre y su hogar. Esa mañana estaba en misa, salió de la iglesia y vio a los soldados alemanes dispuestos como un pelotón. Algunos se reían e Ida pensó que era una demostración. En cambio, poco después, los hombres fueron separados de las mujeres y los niños. Ella y su madre huyeron al bosque con la esperanza de que su padre, que estaba en el trabajo en ese momento, estuviera a salvo. Pero vio salir humo de la simbólica torre de Civitella y poco después descubrió que su padre y otras personas también habían sido asesinados, cerca de la cantera donde trabajaba. Ida quiso cerrar su dramático testimonio con una invitación al amor, único motor de la tenacidad con la que las mujeres de Civitella, devastadas por el dolor y el horror, reconstruyeron su ciudad y sus vidas.

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