Si hay una característica enteramente italiana es la gran capacidad de adaptarse a cada convulsión de época. Y no es una excepción el Ministro de Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, que fue inmortalizado sosteniendo en su mano el ya no famoso cangrejo azul. «Siempre, en todas partes y con orgullo junto a los productores italianos», escribe el ministro en las redes sociales acompañado de una bandera tricolor y una serie de imágenes de su visita a Seafood expo global, la feria del sector pesquero que se celebra en Barcelona. Entre apretones de manos y charlas con empresarios italianos del sector, Lollobrigida asegura que con ellos “trabajamos para hacer grande el nombre de Italia en el mundo”. Y poco importa si hasta hace unos meses ese gran crustáceo era señalado como el enemigo número uno de los criadores de almejas en el Alto Adriático. Para ellos, el ministerio de Lollobrigida había destinado al menos 2,9 millones de indemnizaciones, dinero público para compensar las grandes pérdidas sufridas después de que el cangrejo azul casi exterminara las granjas que alguna vez fueron una excelencia italiana.
La batalla en la cocina
Sinceramente, los primeros coqueteos entre la ministra y el cangrejo azul ya habían comenzado hace unos meses, cuando en las redes sociales se mostró en la cocina con la solución para hacer frente a la invasión. El pasado mes de agosto, de vacaciones en Apulia, Lollobrigida había comprado el cangrejo azul en una pescadería de Bari, elogiando sus bondades: «Conocer y apreciar el cangrejo azul es la solución para salvar nuestro ecosistema – afirmó – Al carecer de un depredador en el Mediterráneo, Es necesario que sea el hombre quien asuma la responsabilidad de intervenir: por un lado los pescadores y por otro nosotros, empezando a comprar este crustáceo, descubriendo su sabor y su valor nutricional”. La batalla ya estaba perdida y si el enemigo del cangrejo azul realmente no puede ser vencido, también podríamos prepararlo.
