Cosenza, sangre infectada: se solicita una indemnización de 13 millones de euros

Cosenza, sangre infectada: se solicita una indemnización de 13 millones de euros
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El último capítulo de una triste historia. La historia de un jubilado asesinado por una bacteria. De un “asesino” microscópico escondido en los pliegues de una bolsa de sangre líquida. Cesare Ruffolo – así se llamaba – sólo fue culpable, el 3 de julio de 2013, de haberse sometido a una banal transfusión de sangre en el hospital Annunziata de Cosenza.. El paquete que contenía la sangre procedía del centro de recogida de San Giovanni in Fiore y estaba contaminado con una bacteria que no dejó escapatoria al paciente de 79 años.
Ahora, 11 años después, se presentó un importante informe pericial ante el Tribunal de Catanzaro, donde se celebra otro proceso civil, el sexto, en el que participa la familia Ruffolo a través del abogado. Massimiliano Coppa, junto con los abogados Luigi Forciniti, Giovanni Ferrari y Marco Amantea, ha demandado al Hospital Annunziata, al Ministerio de Sanidad y a la ASP de Cosenza por un importe de 13 millones de euros por violación de la posición de garantía derivada de funciones directivas.
El tribunal civil de la capital regional ha nombrado a la Prof. Isabella Aquila, asociada en medicina forense de la Universidad de Catanzaro y al Prof. Carlo Torti, catedrático de Enfermedades Infecciosas de la Universidad “Magna Graecia”, quienes, pese a las legítimas objeciones del perito panel de la Familia Ruffolo compuesto por el prof. Vincenzo Pascali, profesor de Medicina Forense de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma – y el médico Berardo Silvio Cavalcanti, concluyeron afirmando que: «la bacteria serratia marcescens contenida en la bolsa transfundida al paciente Ruffolo presentaba todas las características de patogenicidad por sí solo es suficiente y necesario para causar la muerte. Las responsabilidades encontradas deben considerarse en términos reprobables de negligencia por parte del centro sanitario y del departamento responsable del control de los hemoderivados y esta responsabilidad ciertamente puede atribuirse a la ineficiencia del centro sanitario y de los órganos responsables de supervisar la cadena de custodia de la bolsa. Por lo tanto, se puede afirmar que en el contexto de la hemovigilancia no se respetaron las Directrices sobre la cadena de custodia y la vigilancia de una posible contaminación. Por esta razón es claro suponer que si no hubiera existido la infección grave en cuestión, el Sr. Ruffolo no habría muerto. Esta infección podría evitarse mediante la aplicación de medidas correctas de vigilancia de las bolsas de sangre como parte de una correcta hemovigilancia.

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